Era una chica fuerte y frágil, tímida y extrovertida, enfocada en sus metas y objetivos. Sin distracciones. Hasta que lo conoció.
Él llegó a su vida sin previo aviso, un huracán dispuesto a destruir su mundo tal y como lo conocía. Él se tomo el tiempo de conocerla como nadie lo había intentado si quiera y lo logró, vaya que lo logró. Aprendió amar cada uno de sus defectos y lo más importante la enseño a ella a hacerlo. Separados no eran nada, pero juntos lo eran todo.
Ahora era una chica que creía en cuentos de hadas, príncipes azules y finales felices. No solo creía sino que vivía el amor. Se hacían mejor persona, no existía nadie más en el mundo, cuando estaban juntos el tiempo se detenía, sus manos se hicieron perfectamente para estar juntas, sus miradas se complementaban. Se amaban.
Entendieron que sólo una persona cuando es la correcta te hace cambiar, mejorar. Y sólo cuando sus almas se reconocieron empezaron a vivir.
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Y si en el camino, te encuentras a personas como él, personas que te salvan la vida. Ni fracasando lo llamarás fracaso.