¡Elevad el ímpetu concebido en mentiras!, a lo lejos puedes contemplar como una figura brillante disminuye a cada paso. No corras, huye en silencio, que el sonido metálico y estático no perciba tu andar, que las filosas y descaradas figuras triangulares no lleguen a su cometido. Deja atrás los retazos de un alma inmaculada y coloca las piezas en el lugar correcto de tu cabeza. Alza los muros contra aquel sonido seco que desgarra tu ser y no persigas más la figura que va develando su identidad.
¡Huye pobre hombre!, que el desierto te ahoga en desesperación y el oasis no es más que una ilusión de tu quebradiza mente. Las imágenes de lo que solía ser una vida quedaron detenidas en una pieza escurridiza que se posa en tu muñeca izquierda como si de una prenda de valor se tratase. ¡Ingenuo!, no reconoces ni tu propia sombra y los números que se marcan no son más que la cuenta regresiva de un favor a medias.
Añorabas con deshacerte de tu inhóspito ser y ahora te has vuelto tan frágil como el papel. Puedes sentir el viento rozar tu piel pero has dejado pasar el placer que provoca, escuchas el cantar de un ruiseñor pero tus oídos no son capaces de conmoverse. Ahora piérdete en ti mismo, y quizás logres encontrar la sensación efímera de saber quien eres.
Ahora sí, las mentiras te han embaucado y la verdad se entremezcla con tus lágrimas mientras dilucidas al hombre de las lejanías. El sonido metálico hace eco en tus recuerdos y antes de esfumarse como el viento la tempestad azota tu ya cansado corazón.
"Tic tac" una y otra vez, es lo único que logras entender. Como un cristal, la fragilidad se extiende por tu espíritu y cada aguja desgarra la sórdida realidad que te has creado. Tu aparato se derrite en tu muñeca porque carcome tus venas, porque envenena tu sangre, porque calcina tus esperanzas.
El tiempo ahora es tu cruel salvador que te ha condenado a una eternidad sin memorias y aun vacío de pensamientos que es atormentado por una lucidez momentánea en la que el hombre a lo lejos termina siendo tu reflejo.
Y cada vez que recuerdas tu nombre le pides al tic tac de las agujas que detengan el andar y acaben con tus lamentos.
Y desde que fuiste condenado con aquella enfermedad deseo cada día que las manijas del reloj se detengan para darte un último adiós y puedas desvanecerte en las manos del Señor.
¡Hola queridos steemitnianos! espero les haya sido de agrado este escrito. A decir verdad no tenía la menor idea de que escribir así que solo empecé a teclear hasta que saliese algo medianamente decente y lograr construir un contexto adecuado para la imagen, y pues, lo que acaban de leer fue lo que salió.
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