MUNDO AFECTIVO: LA FRUSTRACIÓN ¿ESTÁS LIBRE DE ELLA?

Un saludo cordial amigos. Dentro del mundo afectivo, hay personas emocionalmente seguras y otras que les cuesta más controlar sus impulsos; sin deternerse a pensar por un segundo por donde puede implotar eso en el cuerpo, afectando, de alguna manera, su salud física o si vale la pena gastar energía en el conflicto.

LO TUYO Y LO MÍO
Cuando la señora llegó a la estación, le informaron que su tren se retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Buscó un banco en el andén central y se sentó, preparada para la espera.
Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiró la mano, tomó el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a comer. La señora se molestó un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer de cuenta que nada había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete, sacó una galleta y se la comió mirando fijamente al joven.
Como respuesta, el joven tomó otra galleta y, mirando a la señora a los ojos, se la llevó a la boca. Ya enojada, ella cogió otra galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la comió mirándolo fijamente.
El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo quedaba una galleta, y pensó: "No podrá ser tan caradura", mientras miraba alternativamente al joven y al paquete. Con mucha calma el joven alargó la mano, tomó la galleta y la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la mitad a su compañera de banco.

• ¡Gracias! -dijo ella tomando con rudeza el trozo de galleta.
• De nada -contestó el joven sonriendo, mientras comía su mitad.
  Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Desde la ventanilla, vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: "¡Qué insolente y mal educado! ¡Qué será de nuestro mundo!" De pronto sintió la boca reseca por el disgusto. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando encontró allí su paquete de galletas intacto.
  Fuente

“La ira es un ácido que puede hacer más daño al recipiente que lo contiene que a aquello sobre lo que se vierte”
-Séneca-

La frustración, en algunas personas, desencadena en agresividad e ira manifestando episodios de gritos, fuertes discusiones y actitud amenazante. A veces la irritación y la frustración enceguecen, hacen pensar equivocadamente y decir cosas que lastiman, cometiendo injusticias de las cuales nos arrepentimos después.
En ocasiones, cuando las cosas no salen como esperamos o queremos que salgan; perdemos la calma y entramos en desesperación. El enfado nos transforma en personas intolerantes e incapaces de ver que tenemos al lado personas que nos quieren o estiman. La sensación de impotencia y frustración nos subordina a un estado de irritación permanente que se transmuta en odio.

La aceptación de la realidad es la mejor herramienta para superar la frustración. Cuando aceptemos que no todo se puede conseguir o que no todo puede ser perfecto desaparecerá ese sentimiento de imposibilidad que nos hiere. Dejar de sentirnos insatisfechos o fracasados es el camino para empezar a sobreponerse a esta situación adversa que, también, puede generar depresión. El punto no es conformarse o resignarse sino armarse de paciencia y aceptar lo que no podemos cambiar. Cuando aceptamos, dejamos de pelear con nosotros mismos y de resistirnos a cambiar la realidad que idealizamos.

“Al salir por la puerta hacia mi libertad supe que si no dejaba atrás toda la ira, el odio y el resentimiento seguiría siendo un prisionero”
-Nelson Mandela-

Separador tomado de: https://steemit.com/spanish/@erikapda/crea-originales-separadores-para-tus-post