Fanta, el refresco creado en la Alemania nazi

in spanish •  6 years ago  (edited)

La bebida era muy distinta a la que hoy en día se comercializa. Los orígenes se sitúan muy lejos de la tradicional sede.

El lector curioso que desee indagar en los orígenes de esta marca, hallará, sin embargo, una narración muy distinta a la que cuenta la multinacional americana. El nacimiento de Fanta empieza tiempo antes y va asociado a dos conceptos que no serán, probablemente, del agrado de la compañía: la Alemania Nazi y la Segunda Guerra Mundial.

Coca Cola construyó 50 plantas de producción en suelo nazi y fue uno de los principales patrocinadores de los Juegos Olímpicos de Berlín

Hoy en día, Fanta es una bebida destinada a jóvenes y adolescentes que se dirige a ellos desde su propio lenguaje y a través de la voz de sus ídolos, como sucede con el último anuncio de televisión que tiene al popular youtuber El Rubius como protagonista. Cuando la bebida fue lanzada al mercado en 1940 sus potenciales clientes eran, sin embargo, unos consumidores que nada tienen que ver con los de ahora.

Una bebida a base de restos
Para contar la verdad sobre Fanta hay que echar la vista a los intereses comerciales que Coca Cola tenía en el viejo continente ya desde los años treinta. Su crecimiento en Europa parecía imparable y el mercado alemán era uno de sus principales puntos estratégicos. Se estima que durante la dictadura de Hitler, la multinacional había pasado de vender 100.000 cajas anuales de su popular refresco de cola a 4,5 millones entre 1933 y 1939. Según el diario alemán ‘Zeit’, semejante progresión llevó a Coca Cola a construir hasta 50 plantas de producción en suelo nazi.

La marca llegó a ser tan popular que en 1936 se convirtió en uno de los tres principales patrocinadores de los Juegos Olímpicos de Berlín, el mayor evento internacional que el führer empleó como forma de propaganda.

El estallido de la guerra hizo imposible la importación de los jarabes fundamentales para fabricar Coca Cola en Alemania

Hay que considerar que las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Alemania en aquellas fechas eran bastante más fluidas de lo que se piensa. Incluso durante el periodo de guerra, algunas empresas americanas tuvieron importantes tratos de favor por parte de Hitler. Por poner solo un ejemplo, Ford, que había abogado activamente por que Estados Unidos no entrara en conflicto con los nazis, fue condecorada en 1938 con la Gran Cruz del Águila Alemana, el premio honorífico más importante que puede recibir una personalidad o una empresa extranjera. Durante el conflicto, 1.200 esclavos rusos trabajaron en la fábrica de Colonia del gigante del automóvil. Varios casos de intereses comunes entre multinacionales americanas y el nazismo se pueden encontrar en la historia de organizaciones como General Motors, Chase Manhattan Bank o Dow Chemical.

En el caso de Coca Cola, el estallido de la guerra en 1939 provocó que, debido a los embargos, resultara imposible importar los jarabes y los ingredientes imprescindibles para reproducir la así llamada fórmula 7X. La bebida de cola dejó, por ello, de elaborarse en el país teutón, pero Max Keith, el principal responsable de la rama germana de la empresa, decidió que no había que tirar la toalla ni que la maquinaria de sus fábricas dejara de funcionar. Juntó, así, aquellos ingredientes que eran más asequibles en el territorio, muchos de ellos excedentes y sobras provenientes de otras industrias, y se dispuso a crear una nueva bebida carbonatada. La historia está reconocida por la propia empresa, como demuestra el vídeo que Coca Cola elaboró en 2015 para celebrar el 75 aniversario de la comercialización de la Fanta:

Entre los restos que se utilizaron para la primera Fanta están el suero de leche, trozos de frutas sobrantes de otras empresas alimentarias u orujo de manzana. El resultado fue un zumo de frutas carbonatado muy similar a una especie de sidra llamada Apfelwein. Se cuenta que el nombre final surgió tras un concurso que la empresa promovió entre los empleados alemanes en el cual Keith les invitaba a dejar volar su ‘Fantasie’ (fantasía en alemán) a la hora de crear la marca. Como si se tratara de una revelación arquimédica, al oír aquello, el principal comercial de la compañía, Joe Knipp, propuso la palabra final que ha llegado hasta nuestros días.
llegó hasta tal punto que se cuentan más de tres millones de cajas vendidas en Alemania y en territorio ocupado hasta el final de la guerra en 1943. Tal volumen se explica también porque el refresco se utilizaba como edulcorante para tés e infusiones ante el extremo racionamiento de azúcar que existía por culpa del conflicto.

Tras la derrota del Eje y la reunión de la empresa matriz con la rama alemana, Fanta dejó de producirse durante más de una década. No obstante, tras la aparición de nuevos productos por parte de sus competidores, Coca Cola decidió retomar la fabricación del refresco desde su planta de producción de Nápoles, sin llegar a comercializarse Fanta en Estados Unidos hasta el año 1960.

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