Dar sin recibir.

Uno de los actos más bonitos es dar, ayudar y siempre ofrecer servicio a los demás sin recibir nada a cambio. Muchas personas desde jóvenes les inculcan valores de bondad, amor y amistad pero estos actos de voluntariado que tan beneficiosos pueden ser para nosotros.

Toda necesidad que surja de forma espontanea en ayudar a otras personas. Es una retro alimentación a nuestra alma y nos nutre de bienestar.

En estos últimos años he tratado de ayudar; ya que siento que mi camino ha sido más afortunado o con menos tropiezos que el de otros.

He regalado ropa, objetos y cosas que uno no usa; la cual crea energías estancadas en tu espacio; que deberías pasar, donar o regalar a otra persona necesitada o que haga de ello algo útil.

Pero que pasa; cuando nuestra vida se desvía un poco y sentimos la necesidad de que nos ayuden, de que nos den un consejo, un aporte monetario o que nos hagan un favor y estas personas que se les brindo una mano; no están para ti, se hacen los indiferentes o de plano no pueden en ese momento ayudarnos.

Nos sentimos defraudados, deprimidos, nos preguntamos que hicimos y cuando llega otra persona que necesita de nosotros; no sabemos si darle una mano.

Hasta que pasa el tiempo e intentas por tus propios medios seguir, luchar y vuelves a tu camino y un día te llama esa persona que te ignoro, que no te pudo ayudar, que simplemente no estuvo para ti.

Dan ganas de pagarle con la misma moneda, de ser indiferente, de ser egoísta, de ser grosero pero la vida da muchas vueltas y uno dice: es mejor ayudar.

A mí me paso el año pasado y me desespere bastante pero al final todo sale bien. Siempre la vida nos recompensa de una u otra manera; con una familia, con trabajo, con buenas personas que entra y sale de nuestro camino.