Buġibba

Me pegaban rayos de sol en la cara. Éstos entraban por una ventana que tenía una cortinas blancas. Siempre me he preguntado el porqué de las cortinas claras, para mí la idea de tenerlas es para que no pase el sol.

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Calor veraniego, un brazo pesado alrededor de mí y hambre era todo lo que sentía.

Mis pies estaban arropados, no puedo dormir sin tenerlos así. Quizás se trate de una especie de fobia a que el coco me los agarre mientras duermo, o algo así.

Hice que sonara mi alarma un par de veces, quizás tres. Cada vez se la ponía más cerca a él, a ver si se despertaba, pero los chupitos del día anterior hicieron efecto, y yo no había tomado tantos.

Tenía clases a las 9 de la mañana y dos horas antes no tenía idea de en dónde me encontraba, no cargaba suficiente pila en el móvil y el imbécil que tenía al lado nunca se despertó.

Era la primera vez que me despertaba al lado de una persona pero mi preocupación era faltar a la clase. Así que tomé mis cosas, después de un último intento de despertarlo y cerré la puerta como para despertar a todo el edificio. Me sentí como los hombres que huyen para no tener que ver a la otra persona.

Google Maps no tenía actualizadas las paradas de bus de ese lugar y caminé mucho hasta conseguir con la correcta.
Todos me veían, eso yo creía. Podría haber ido vestida así a la escuela pero pienso que se notaba que mi ropa era del día anterior, quizás por mi cara, por mi cabello, no lo sé.

Agradecí el haber tenido dinero suficiente para pagar el bus y luego un taxi a casa.

Una ducha helada me despertó, tomé una rebanada de pan con mermelada de cerezas y los converse fueron mis mejores aliados en ese día.

A media mañana recibí mensajes de preocupación y muchas disculpas, que para mi no sirvieron de nada.
El crush siempre se me acaba en el 'después de'.