Si bien los alimentos que ven en la fotografía no son de mi autoría (no llego a ese nivel de perfección para hacer un Winnie the Pooh o unos pingúinitos), me sirvieron de inspiración para hacerles las comidas a mis hijos realmente interesante a la vista, en especial a mi hijo menor.

Arriba te comenté que tengo dos hijos con historias de alimentación distintas, al mayor, que actualmente tiene 18 años, le gustaba mucho la pasta y gran parte de las veces me dejaba la comida por la mitad y otras tantas solo la probaba y cuando no le gustaba hasta la escupía en el mismo plato. Yo estaba más joven y trataba de darle lo que le gustara, pero como has de saber, no todo puede ser hamburguesas, pasta con carne, pollo y papas fritas. Así que con sus juguetes para playa -de esos que sirven para hacer formas con la arena- me ayudaba para servirle la comida de manera atractiva. Después me tocó introducirle de a poco las ensaladas y opté por colocarle en el plato una rodaja de tomate, una de pepino y un pedacito de lechuga. Debo decir que actualmente mi hijo come de todo, pero fue un trabajo de mucha paciencia y creatividad con sus momentos de estrés y de no saber como madre qué hacer para que mi hijo se comiera toda la comida. No obstante, nunca es tarde para enmendar ciertos errores en la crianza y, en especial, para crear conciencia de que quien habitua a un niño a comer bien o mal es el adulto.

Cuando tuve a mi hijo menor, que actualmente tiene 7 años, la vida y las lecturas me habían enseñado muchísimo, además habían pasado 11 años entre el nacimiento de mi hijo mayor y el menor, por lo que ya el tema de la alimentación infantil no me tomó por sorpresa.

Entre los secretos o trucos que deseo compartirte es que si tienes un niño pequeño no le introduzcas ningún alimento con azúcar hasta pasados los 3 años y le evites cualquier bebida gaseosa o artificial porque ello le creará un gusto adquirido que se instaurará en su memoria gustativa como una necesidad. Si desde pequeño le introduces alimentos con azúcares el hábito se instaurará en ese niño y nadie se lo quitará, después vendrán las manipulaciones de comer con jugos o premios con dulces que en muchas oportunidades le quitarán el hambre, pero no les alimentará.

El no introducirle dulce a mi hijo desde temprana edad ayudó mucho a que él comiera toda su comida salada sin sentir que le hacía falta algo, no hubo chantajes emocionales ni llantos en la mesa por tomarse primero el jugo, entre otros aspectos que sí ocurrieron con mi hijo mayor. Simple: si no conoce un sabor no lo extraña. Otro hecho fue que le dábamos a probar todo tipo de comidas, salvo picantes porque no forma parte esencial en nuestra gastronomía, por lo que el niño comía sin distinción vegetales, aceitunas, frutas y sus comidas regulares. He de decir que el único dulce que comió, cumplido los tres años, fue la gelatina y después de eso le dábamos ocasionalmente alguna galleta elaborada en casa para tener bajo control la cantidad de azúcar.

Adicional a los hábitos anteriores, mi esposo y yo involucramos a nuestro pequeño en la realización de algunas comidas, bien lavando los vegetales que traíamos del mercado, pelando papas para la comida, agregando ingredientes, sacando utencilios a emplear en la preparación de la comida o alguna actividad que lo relacionara con la comida que comería. De hecho, en un momento le improvisamos una cocinita y él jugaba a cocinar. En las imágenes te muestro algunas escenas de tres momentos de ese compartir en la cocina.

Entre otros factores que intervinieron en el buen comer de mi hijo menor estuvo el hecho de no obligarlo a comer, si no quiere comer más le solemos decir "come solo tres bocados y luego cuando te dé hambre te lo calentamos y lo comes, pero la estrategia nos ha jugado a favor y él termina comiendo casi todo y sino se lo come luego, así que en la mesa nunca reina el estrés porque debe comer obligado.

Por supuesto, actualmente no le servimos la comida con "formitas" realizadas con sus juguetes, como cuando estaba más pequeño (al igual que se lo hacíamos a su hermano mayor en su momento), pero sí se la decoramos muy bonita, jugamos con los colores, como dicen los cocineros "le hacemos un buen emplatado o presentación", y eso lo suele motivar mucho a comer.