Disculpa, Recuerdo perfectamente ese día. Tocabas a mi puerta, sin aviso previo, a pesar de no esperar tu presencia, en tu ausencia estaba pensándote.
Mi euforia fue notable en el saludo, porque te estaría tomando por el brazo, invitándote a pasar, que me abrazaras, mientras te besaba, como un loco, creyendo que te estaría perdiendo, si no demostraba ese deseo que te tengo.
Agarre tus nalgas, haciéndote saber que son mías, quite tu franela inmediatamente, porque ya estorbaba entre nuestras pieles... Subí tus brazos, pegados a la pared, mientras con esa mano desocupada, desabrochó tu pantalón.
Tu barbilla, fue testigo de mis ganas, porque mis dientes se aferraron con fuerza, demostrando las ganas... Recuerdo tu sorpresa, por lo repentino de todo, por la erección que me acompañaba al recibirte y por lo intenso que estaba siendo el momento.
Llevo perfectamente en mi memoria, lo increíble que puedes verte en ropa interior... Pegada a la pared, estaba mordiendo el lóbulo de tu oreja, tomándote suavemente por el cuello, inhalando y exhalando al compás de la excitación que se hacía presente.
Mi pene, tenia ganas de atravesar mi ropa, quería ya sentirte, no era suficiente el saber, que ya íbamos a estar desnudos, que serias mía nuevamente...
Necesitaba sentir el calor y la humedad de tu vagina, ya mi desespero podía ser notable; siempre pienso en no predisponer mis encuentros, sin embargo, jamás pienso en dejarte insatisfecha.
A un hombre no lo hace, el tiempo que dura en la cama, a un hombre lo hace, la cantidad de erecciones que aprovecha, para satisfacer en un encuentro a su dama.
Se que no te preocupa, porque ya conoces mi seguridad, mi desespero no te hace dudar de mi rendimiento sexual, mi desespero te motiva, te excita, te hace querer sentirme ya, te hace desearme más, porque si, si es locura lo que nos hace disfrutar del momento.
Los besos eran increíbles, mientras mis dedos podían ya sentir tu clítoris; mis dedos, trabajaban sin cansancio, para hacerte retorcer en esos primeros orgasmos.
Que divino sentir que puedo hacer que disfrutes, que rico es verte desesperada; queriendo ya sentirme, queriendo hacerte sentir...
Tuve la satisfacción enorme, de encontrarme en tus ojos, mientras veías a los míos, cuando tu lengua paseaba por debajo de mi ombligo.
Era extraño, porque de esa forma estaba despertando, luego que vi esfumarse el tiempo...
Observar como la noche se hacía día, entre caricias, entre sudor, orgasmos y gemidos.
Sentirte, en cada erección que se hacía presente y que te daba la invitación, de no descansar de momento... Porque mi interés era no desaprovechar, lo único que nunca recuperaremos, el tiempo.
Te vi danzar sobre mi pene, con tus manos en mi pecho, con las mías en tus nalgas; Tus ojos cerrados, concentrada en tus pequeños gemidos de placer, donde sin lugar a dudas, estabas disfrutando y haciéndome disfrutar.
Observe perfectamente, como puedes sentirte deseada, cada vez que paseaba tu cuerpo con mis manos, con mis dedos, mi lengua...
Pude notar, como te emocionaba el ver, que a pesar que habíamos desgastado gran parte de la noche, una nueva erección atendía a cada caricia.
Vi desvanecerse los minutos, en un intento de quitar de nuestros cuerpos, el deseo que nos consumía, bajo el agua de una ducha; donde sin duda, estaba haciéndote el amor nuevamente.
Puede sorprenderte la capacidad que tengo, porque aunque ya duela un poco, aunque me sienta agotado, cada oportunidad que se presente, voy aprovecharte...
Tengo la satisfacción en este momento, de que puedo imaginar, que después de esa noche intensa, me diste el mejor de todos los buenos días que he vivido, porque al abrir mis ojos, tu lengua paseaba mis testículos ...