Maracaibo, y el Zulia en general, se está paralizado por completo por la crisis eléctrica.
Puede sonar repetitivo, pero las consecuencias son cada vez peores. Por ejemplo, las universidades no están ni cerca de ser lo que eran o lo que deben ser.
Las clases se cuadran entre profesores y alumnos vía WhatsApp o Twitter, y suelen ser breves encuentros en salones sin aires acondicionados, en una ciudad caracterizada por sus altas temperaturas. Nada que ver con la educación que se impartía para formar profesionales de primera.
La Universidad del Zulia históricamente se ha conocido por sus paros, impulsados por profesores en protestas por pagos, pero ahora son todas las que se paralizan: públicas y privadas.
Mientras tanto, cada vez se inscriben menos alumnos debido a la emigración masiva.