Últimamente me encuentro en una encrucijada, no tengo claro cual es mi meta y por ende tampoco sé que camino tomar para llegar a ella. Es extraño la manera en que el mundo se comporta, no sé si existe un Dios allá arriba, pero si existe sólo lo podría clasificar como otro cínico más. La mayoría de las veces el malo se sale con la suya y el bueno paga los pecados, se que está es una manera infantil de ver el mundo, no hay tal cosa como "el bueno y el malo", solo "el vencedor y el derrotado"... Pero me cuesta no cerrar los puños cuando los derrotados son la mayoría, y no fueron derrotados por un adversario más inteligente sino por la ignorancia.
9 de cada 10 veces me subo al subterrano con mis audífonos a todo volumen, escuchando música de "rap consciente" para luego ignorar con cara fría las suplicas de los derrotados cuando sólo piden por algo de comida o dinero para vivir un día más. 9 de cada 10 veces me digo a mi mismo que son ellos o yo, me digo que ellos están en esa situación por su falta de auto control a las tentaciones de la vida.
"¿Quién le dijo a esa adolescente que tuviera sexo sin protección y ahora me viene a imponer el costo de la comida de su bebé cuando ni siquiera la conozco?, ¿Por qué debería yo sentirme mal por preferir mi bienestar a el de alguien más?"
Me repito esto en mi cabeza mientras suena J. Cole a todo volumen, gritándome que hay cosas más importantes en el mundo que el dinero y las putas. Peor aún, esa décima vez que me subo en el metro y hago caso a la memoria de mi madre diciéndome que sea un buen chico, esa vez que me vuelvo un ser humano de verdad y les doy cualquier cosa que tenga en mi bolsillo, me siento... orgulloso. Como si acabara de curar el cáncer o acabara resolver la guerra en el medio oriente, cuando lo único que hice fue darle una cantidad de dinero que no alcanza ni para comprar un pan, mucho menos para ayudar a una persona en el borde de la vida.
Cuando llego a casa todo esto se me olvida, mis propios problemas cogen prioridad y me olvido completamente de esa mujer, ya no es una niña, de 17 años que quién sabe como tuvo ese bebé. Capas la violaron, o la drogaron, o no tuvo padres que le dijeran sobre la existencia de un gorrito mágico. Se me olvida que ella tuvo la salida fácil, pudo haber abortado, nadie la hubiera juzgado.
"¡Eres muy joven para tener un hijo!", "¡No puedes mantenerlo, es mejor no traerlo a un mundo de sufrimiento!", "¡No puedes dejar que un error joda toda tu vida!"... O cualquier otra excusa para evitar las consecuencias de sus acciones.
No tengo manera de describir el sabor de boca que me deja salir del transporte publico, escuchar historia tras historia de como algunos fueron derrotados, y luego llego a mi casa y mis conocidos transforman esas historias de carne y hueso en fábulas, en personajes de otra realidad que su solo propósito es dejarnos un mensaje de vida. Sé que es la forma más practica de seguir con mi vida, no preocuparme por nadie más, solo de mi mismo.
También sé que debería seguir con mis sueños de salir del infierno, no de apagar las llamas. Debería seguir el camino en el que estoy, sea cual sea que ese sea, y dejar que otro se preocupe de los derrotados, pero... La culpa es difícil de ignorar. ¿Cómo puedo ver a la cara a alguien menos "privilegiado" que yo, y decirle que yo me merezco esto y él no? ¿Merecer? Esto no se trata de quien merece que, esto se trata de quien le salió un 6 y a quién le salió un 1.
¿Cómo no me puedo sentir culpable cuando la suerte es mi principal patrocinador?