Los nexos sanguíneos no te obligan a amar a nadie son solo títulos. Una realidad que a muchos les cuesta entender, que incluso remueve fibras y aparecen dolidos.
Pero la verdad es que la sangre no es la que te hace amar, es la solidaridad, es el compartir, es el día a día, es la ayuda, es el apoyo, son los gestos de afecto, es la experiencia junto a las personas. Hay que tener carácter para decir no y sabiduría para poder decir sí.
El afecto no se mendiga, ni se reclama. Ni el de pareja. Ni el de amistad. Ni siquiera el de hijo. Ni el de madre. El afecto es espontáneo o no es verdadero. La gente tiene derecho a quererte, no el deber de quererte. No pierdas tu dignidad mendigando afecto o amor. El afecto no se mendiga, ni se reclama. Ni siquiera el amor de madres es perfecto, hay madres que no sirven para nada.
Algunas veces no nos damos cuenta o no queremos darnos cuenta de que nuestra presencia en un lugar no es valorada, sino que por el contrario, resulta en incómoda y seguimos frecuentando un sitio o a algunas personas, seguimos dando de nosotros y tratando de ignorar señales que nos invitan a no volver.
Afortunadamente el tiempo es un especialista en traer verdades a la luz y en abrir los ojos de quienes estuvieron negados a ver una realidad. Puede ser que al hacerlo algo se quiebre, pero de seguro eso será mucho más fácil de reparar que el daño sostenido de estar presente donde no se es valorado.
Fuente: http://mentalfloss.com/article/59800/13-creepy-kooky-facts-about-addams-family