Cuando era joven, más joven, solía salir constantemente con mi mejor amiga, como cualquier otra persona lo haría con su mejor amiga.
Entre una de esas caminatas que deseaba no terminaran, me di cuenta de la poca exactitud de sus palabras.
Ella solía decirme que omitía las cosas que no le parecían correctas decirme.
Yo solía decirle que omitir también significaba mentir.