Puedes ser como Jesús y poseer su naturaleza.

Hoy NO solo podemos tener el anhelo se ser igual a Jesús en la tierra, no solo basta con ser correcto, bueno, amable, piadoso y mas.

Aparte de ello se nos ha dado el privilegio de tener la vida de quien posee todas esas cualidades, de quien el creador de todo tiene complacencia, por ello somos llamados HIJOS DE DIOS.

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

1 Juan 5:10, 12

Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
1 Juan 3:9

Entonces: El que tiene la vida (Tiene a Cristo) es de DIOS, hijo de Dios. Aquí tenemos mas evidencia que la simiente de DIOS permanece en nosotros, la simiente nacida de DIOS como vemos esa vida en nosotros NO PUEDE PECAR.
Muy distinto a nosotros en nuestra humanidad.
Solo nos resta crece en el hombre interior para que esa vida de Cristo sea reproducida y manifiesta a todos los hombres.

Mire lo que dice Pablo.

Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Romanos 8:9

"Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él."

Desde ahora podemos tener un poco mas claro que también tenemos la opción de tener la vida perfecta de Cristo en nosotros.

De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
Romanos 7:17-18

Durante toda nuestra vida tendremos que cargar con nuestra vieja naturaleza, pero tenemos la ventaja de contarla muerta, entendiendo que tiene su lugar y estamos en Cristo!!! AMÉN!!! ALELUYA!!!!

Muchas Gracias por compartir esta lectura, deseo que el Espíritu Santo de Dios traiga revelación de su palabra a nuestras vidas.