Cuantas verdades se ocultan en las profundidades de las paredes que nos rodean, ya han de estar perturbadas de escuchar a aquel que pasa y comenta a su lado, mentiras hieren a los más amados, engaños que terminan en fatalidades, sentimientos ocultos a los ojos del mundo, amores prohibidos, expresiones que perturban en la conciencia y acciones inesperadas. Las paredes que son como el baúl que guarda de todo aquello que entre su laterales queda atrapado.
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Por un momento estas paredes hablaran para relatar aquello que en la profundidades de sí mismas se oculta. Tomando el turno la habitación 26 de aquel hotel donde la pasión y la lujuria se desata solo por minutos, pero tan gratificante para arriesgarlo todo.
Las paredes susurran que tocaba el turno de Raúl aquel joven que una vez por semana llega a la intimidad de aquellas paredes de la habitación 26, pero nunca llegaba solo la compañía siempre repetía, aquella escena era lujuriosa y excitante por lo menos para aquellos que daban a relucir sus sentimientos.
Para las paredes era algo rutinario ya que no existía una semana en que estos individuos llegar a ellas para ser nuevamente el espectáculo del dia, pero la paredes de afuera decían que era algo distinto al salir de aquella intimidad, las pasiones se apagaban y la lujuria huía con el llegar de la briza.
Hasta que después de un año, se dio a relucir el porqué de la necesidad de ocultarse entre las paredes de la habitación 26, la paredes susurran nuevamente que era Raúl quien se acercaba a su intimidad con la misma compañía, cuando inicia aquel apogeo de pasiones y lujurias entre estos individuos, tocan a la puerta que mantiene el secreto, otra persona irregular a lo que aquellas paredes estaban acostumbradas, era la esposa de aquel joven quien tocaba, paredes se imaginaban que aquello era un engaño pero confirmarlo era algo distinto. La mujer enfurecida grita el nombre Fernando, aquellos dos individuos deciden dar a la luz aquellos secretos que solo las paredes de la habitación 26 conocían, la mujer impactada mira a su primo Raúl qué lado de Fernando casi desnudos deciden afrontar la situación con aquella mujer, la paredes vieron a aquella mujer caer al suelo, mientras que estos caballeros aprovecharon la oportunidad para dejarla en en la intimidad de su habitación preferida mientras la huida era la opción a elegir.
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Las paredes comentan que desde ese día Raúl y Fernando no volvieron a llegar a la intimidad que ellas les otorgaban. Pero no olvidan el recuerdo de aquella mujer que impactada de ver lo que se ocultaba en la intimidad de la habitación 26 quien habría quedado desmayada y abandonada entre los testigos de primera mano los hechos de pasión y lujuria de su esposo y su primo.