Flores negras para mi madre

Pocos hijos regalan flores a sus madres, pero este no era el caso de Emmanuel quien todos los días le llevaba un ramo de flores a su madre Elena, quien tuvo una vida difícil criando a su hijo sola, el padre de Emmanuel nunca apareció en sus vidas. Emmanuel todas las mañanas antes de salir al trabajo subía a la montaña y seleccionaba las flores más hermosas que pudiese encontrar para que su madre al despertar las encontrase.

Emmanuel decía que le regalaba flores a su madre en agradecimiento por haber luchado por él, sin importar las circunstancias, y no había mejor manera para agradecer que regalándole las flores de su tierra y los olores más sutiles del campo.

Un día la señora Elena empezó a enfermar y lo único que le hacía mejorar era ver a su amado hijo traerle sus flores de aquella montaña, Emmanuel preocupado por su madre decide llevarla al médico para que la examine, el médico le dice a Emmanuel que su madre tiene un tumor gigantesco en la cerebro, que no había manera de salvarla y que el tiempo que le quedaba de vida era impredecible, que podía ser muy poco.

Emmanuel queda abatido con semejante noticia, estaba a punto de perder a la flor más hermosa que había visto, su madre. La señora Elena se entera de la triste noticia y le dice a su hijo que él ha sido su más grande orgullo, que no se entristeciera que la vida fue difícil para ella, pero fue buena. Ellos continuaron sus vidas aprovechando el tiempo que le pudiese quedar a juntos.

Un día Emmanuel sube a la montaña en busca de las flores más hermosas para su madre y al mirar con detenimiento en un grupo de flores noto que había una flor que era diferente a las demás, era negra, con pintas blancas apenas visibles, arrugada como si el tiempo la hubiese tocado y con un olor tan diferente a todas las otras flores, para Emmanuel quien había recorrido por muchos años aquella montaña nunca había visto un flor tan hermosa como esa, de echo pensó que se parecía a su madre, piel negra, con pecas blancas apenas visibles, arrugada por el pasar de los años y aquel olor que solo su madre tiene. Este toma la flor desde su tallo y se la lleva con mucho amor a su madre quien con mucho asombro mira aquella flor tan extraña, diciéndole a su hijo que sin duda alguna esta había sido la flor más hermosa que le había traído, que tomara y la sembrara en un matero para siempre verlas florecer.

Emmanuel hizo lo que su madre le ordeno, Aquella flor negra se había convertido en un pequeño arbusto en tan solo en un par de semanas, creció de una manera increíble, estaban sorprendido porque solo tenía la misma flor que desde un principio había traído a casa, el muchacho empieza a notar que esta flor empezaba a tener relación con las emociones de su madre, cuando la señora Elena estaba triste aquella flor se deprimia aunque tuviese recién regada, cuando su madre no podia levantarse de su cama aquel color oscuro de la flor negra se opacaba. Era algo extraño pensaba Emmanuel, entonces se dio cuenta que aquella flor negra era más que una simple flor.

A aquella flor negra de manera progresiva se le fueron cayendo los pétalos a medida que la salud de la señora Elena empeoraba, ya casi sin pétalos, Emmanuel veía que el final de la vida de su madre estaba llegando con el marchitar de aquella flor.

Al llegar el momento en que la flor negra casi se desprendía de tu su tallo por estar muy marchita los últimos suspiros de la señora Elena se hacían evidentes, aquella flor negra se ha marchitado completamente y con ella había acabado la existencia de la flor más hermosa de Emmanuel.

Emmanuel llorando la partida de su madre, mira que el arbusto que solo tenía una flor marchita, se había llenado de muchos capullos sin explicación alguna, este cuido al arbusto con tanto amor como si fuese aquella flor que le regalo a su madre aquel día.

Al enterrar a la Señora Elena aquel arbusto en cuestión de un par de días se había llenado muchas flores negras tan hermosas como la que Emmanuel llevo a su madre en su momento, pero habían cambiado un poco para Emmanuel. Aquel chico podía ver el reflejo de su madre en cada una de las flores de aquel arbusto.