Meditaciones Cortitas #02

¿Cuántas veces escuché, "haz bien sin mirar a quién"? he perdido la cuenta. Sin embargo es algo que me ha caracterizado en todos estos años, dar, ayudar, sin esperar nada a cambio.

Cuando ayudamos a alguien de forma desinteresada, el universo nos retribuye con bendiciones, se abren las puertas, esa energía rebota, regresa a ti con fuerza y te da mayores recompensas, la recompensa más grande es, sentirte bien contigo mismo al hacer el bien.

Cierto es, que hay que cuidarse de personas malintencionadas, que se acercan a ti con otras intenciones, como vampiros energéticos que van por allí consumiendo la energía de otras personas sin aportar nada positivo, generalmente esas personas son negativas, oportunistas, tóxicas quejonas y con un nivel de maldad tremendas.

¿Cómo puedes diferenciarlas? es muy simple...

Están encasilladas, solo van a ti cuando te necesitan para algo, siempre se están quejando, solo se juntan con los mismos de su especie, tienen un lenguaje amargo, negativo, tóxico, generalmente son personas "forever alone", lo que abunda en su corazón, lo ventilan. La envidia les lleva a llenarse de criticas y habladurías, si no hay un cuento se lo inventan y gastan sus energías en ello.

Lo mejor es, mantenerse alejado de esas personas, pueden convertirse en un yunque halándote hacia abajo con ellos.

El secreto es saber cómo invertir tus energías, si produces algo positivo, tendrás resultados positivos.

Nada como estar bajo las bendiciones de Dios.

Hacer bien sin mirar a quien y se verán grandes recompensas.