Fantasma de navidades pasadas

in spanish •  7 years ago  (edited)

Recuerdo aquella Navidad cuando mi hijo tenía 2 meses. Ha llovido vida, y algunas muertes de seres queridos, desde aquellos años. Pero ahí sigue su instante congelado de bebé maravilloso a quien no le pedimos permiso para hacerle la foto con su gorrito de Papá Noel y su pijamita de Superman.

Al verle en esa imagen -y al verle a él cada día de mi vida aunque ya no sea ese bebé- sigo con aquella felicidad congelada. Pero a mi alrededor siento que Nadie está contento con la realidad. Y demasiados son quienes se ven abocados a sobrevivir en negro, en sentido literal y en muchos otros sentidos. Demasiados quienes siguen sin encontrar trabajo y habían vivido creyendo que en Occidente se estaba construyendo una sociedad estable y duradera, pero ahora ven sobre sus cabezas la estrella de Oriente de la Navidad con la presión consumista que conlleva.

Consumo estrellado

Comprarlo casi todo a precios trabajados en condiciones de semiesclavitud a China o India o Tailandia o incluso Turquía tenía que pagarlo alguien del otro lado. Y también ellos aunque prefieran ser semiesclavos que esclavos totales, pero no será así como dejarán de ser intocables para siempre. A eso hay que sumarle el daño producido por las decisiones que se han tomado en la cima de las entidades financieras sin ninguna moral. Cotizar en bolsa el producto de quienes lo producen sin más alma que la de la especulación sin alma, iba a acabar más temprano que tarde poniendo la frase en los labios de quienes van y quienes no van al fútbol o al beisbol, o sea, la suma de casi todos los que existen: "Oye, esto no puede seguir así".
Pero todo apunta a que "esto" seguirá consolidándose con su creciente desigualdad normalizada.

De ellos debería ser este "reino", cielos al margen

Recuerdo que escribí esto en 2008 y casi 10 años después desgraciadamente lo puedo volver a firmar:
-La globalización nos ha traído sorprendentes herramientas de conexión, pero también otras para que quienes sólo piensan en sí mismos de manera inmediata anden ahora disparando a todas las letras que se abrazaban fuerte para no caerse de la frase “estado del bienestar”.

Recuerdo a Dickens y su Mr Scrooge

Pero son días navideños, y por eso tantas lucecitas y tiendas abiertas hasta muy tarde. Lo que nos lleva a pensar que la vacuna para resolver lo que se nos viene encima, cuando cada vez más personas envejezcan sin un techo en propiedad ni pensión acumulada, está en recuperar la dignidad y perder el miedo a creer en que todavía se puede hacer un mundo mejor, en defensa propia y en la de nuestros hijos; y en no aceptar un pensamiento único si demuestra ser una única y mala solución a los problemas de los demás (porque nosotros también somos los demás para quienes nos rodean). Y debemos hacerlo sin dejar de defender la alegría como la defendía Benedetti en uno de esos poemas necesarios (por mucho que la veloz calculadora en que se ha convertido el corazón de nuestro tiempo nos quiera acostumbrar a pensar que ése y otros poemas son sólo algo inútil y obsoleto).


Defender la alegría. Serrat con letra de Benedetti. Grabado en el legendario concierto que Joan Manuel Serrat ofreció en el estadio de Santiago de Chile cuando por fin pudo volver al país, tras el veto de Pinochet, en 1990

Pasados los años y vivido lo vivido, acumulando información de prisa y esquivando el cinismo para no caer en la inercia de los descreídos, me atrevo a decir sólo esto: Debemos cuidar nuestra verdadera patria, nuestra familia. Alimentar los lazos con quienes tanto queremos. Educar a los nuestros y ser educados con ellos y con los demás en la creencia moral de que todos estamos en un mismo barco que hay que cuidar y gobernar con ilusión, y en los momentos de temporal con capacidad de sacrificio. Y recordar mucho a quienes estos días de celebraciones navideñas y fin de año ya no están. Para que no se mueran nunca del todo, para que no desaparezcan como si todo esto sólo sirviera para pasar desapercibido, sin hacer nada para defenderlo e incluso, si podemos, mejorarlo. Por mucho que nos desaliente que a veces campe la injusticia sin cortapisa moral, gubernamental, global...
Por eso debemos recordar mucho a quienes ya no están, para seguir adelante por ellos acompañados de su recuerdo, porque por quienes fueron hoy somos y aquí estamos para algo.
(c) Domi del Postigo

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