Ya llegan...

Decía el doctor Gregorio Marañón: "La enfermedad más saludable es la ilusión”. Hay, aunque se subdividen en muchas más y varían con el paso del tiempo, tres tipos de personas en la Tierra. Los que se dedican a empeorarla empleando un presunto racionalismo pragmático para justificar desde el cinismo sus desmanes. Las que se quedan mirando cómo esto ocurre (que son verdadera legión, según Einstein), sobre todo llegado a cierto punto de desgaste en sus vidas, cuando asumen la derrota de sueños y ambiciones. Por último, están las que se empeñan en pensar en los demás, en ocasiones más que en ellos mismos, y creen que un mundo mejor siempre es posible. Y lo hacen por encima de la vomitona de realidad gris y de fracaso que le derraman los primeros y consienten los segundos.

Ya llegan...

Con el tiempo, lo que recordamos fundamentalmente de la noche más nerviosa del año es el amor de nuestros padres (los míos se endeudaban anualmente para hacer realidad ‘los Reyes’ de sus hijos, niños en un barrio humilde) Su empeño en guardar los regalos en casa de una vecina sin hijos pequeños, o en el cuartillo de los contadores del edificio, hasta la noche larga por nuestra falta de sueño y sobra de inquieta ilusión. El cuidadoso ruido nocturno que a veces producían con su recolocación de juguetes lo confundíamos mi hermano y yo (o queríamos confundirlo ya de mayorcitos) con el trasiego misterioso e inquietante de los viejos Magos entrando al salón por la terraza, quizá, levitando o mediante cuerdas, deslizándose desde los camellos ‘aparcados’ en el tejado del edificio.... Al fin y al cabo, para ellos todo era posible.

Ilusión infantil en una cabalgata de Reyes

Lo que recordamos con el tiempo es la enfermedad saludable del doctor Marañón, y los síntomas que nos producía en el cuerpo de niño ‘mortal y rosa’ (como tituló su obra y decía con inusual belleza, refiriéndose a su hijo perdido, Francisco Umbral). La Ilusión, que cuesta tanto no perder de mayores. Y el hecho de que esto se haya dicho tantas veces, o se repita cada año, no le quita ni un ápice de necesidad. Porque peor que un niño muera (posiblemente la mayor sinrazón del mundo; ocurre cada minuto en el mundo, sobre todo en los países más pobres) es que un niño no tenga ilusión por la vida. Por eso sólo nos queda trabajar para tratar de evitar que eso pase, y pensar fundamentalmente en los niños que nos quedan y en los que cada minuto siguen llegando. La sinrazón y el milagro. Por eso, en nuestra cultura, esta noche, por encima del consumismo y el impulso anual que reporta al sistema económico que mantenemos entre todos y del que todos somos más o menos esclavos; y por encima del coste del regalo posible...:

Magia de Reyes

Queridos Reyes Magos, os pido, con una devoción sin fisuras, que esta noche ningún adulto deje de ser del tercer tipo de personas mencionadas en el comienzo de este post. Y que, al menos esta noche, los adultos de los países donde se celebra esta tradición hagan lo que puedan para que ningún niño se quede sin la Ilusión de vuestra visita.
Felices Reyes a tod@s...
(c) Domi del postigo