Relato corto: el vacío que hay en mí

Mi nombre es Adriana Briceño, tengo 19 años, mi estatura es alta para ser mujer, mido 1.60 m, soy delgada, rostro es bonito y mi cuerpo atractivo o al menos eso dicen las personas a mi alrededor, tanto hombres como mujeres. Mi historia es bastante simple, se resume en que cada noche, salgo a buscar hombres de entre 30 a 40 años, así como cada 15 días de 9 años, con ciertas características físicas, el hombre debe tener cabello castaño y ojos café oscuro, además de ser un tanto gordo y la niña tiene que tener ojos grises, como los mios. En ambos casos el motivo por el cual busco a este tipo de personas, es para asesinarlos, aunque en el caso de la niña, suelo antes tomarme un día para conocer sus expresiones de dolor de diversas formas.

Las personas que me conocen no imaginan que hago esto, pero es algo que he perfeccionado con el tiempo, cometí mis errores en el inicio, como no escoger un cuchillo lo bastante afilado para facilitarme cortar al primer hombre que maté o dejar mis huellas en el cuello del que le siguió, así como un trozo de mi vestido de mi vestido en la primera niña... entre otras cosas menores, sin embargo, nunca he sido descubierta, mis huellas están en el sistema que se usa para identificar criminales, peroen mi país se registran al cumplir la mayoría de edad y cuando pasó eso sólo tenía 15 años, con el tiempo descubrí mi gusto por cierto patrón de métodos, que se hicieron un pequeño ritual, así como empecé a deshacerme de los cuerpos, al menos hasta ahora no han encontrado los restos enterrados en aquellos bosques, incinerados en la ciudad de turno o en la había del pueblo donde me he instalado actualmente.

Claro que el motivo por el cual nadie de mi pequeño círculo social podría imaginarse que hago esto, no es sólo eso, me veo y actúo como lo que comunmente se conoce como "persona normal", nunca he visto alguien capaz de ver a través de mi máscara, de la vida que finjo segundo a segundo, esa mascara que sólo me quito cuando estoy a punto de quitarle la vida a mi victima. No es algo de lo que me enorgullesca en realidad, duré dos años luchando contra estos impulsos oscuros antes de terminar cediendo, igual que un hambriento que tiene la comida al frente pero al principio se niega a comerla.

Debo aclarar, que aunque no hablo de aquel sujeto que tuvo la desgracia de encontrarme aquella noche y asesiné al apuñalarlo en el higado y luego, aunque con dificultad corté sus articulaciones de los brazos, como mi primera victima, no fue la primera persona que asesiné, sino la segunda, sólo que la primera no puede, al menos según mi punto de vista, ser clasificada como una victima, esa persona fue mi tío, el cual se había encargado de cuidarme luego de la muerte de mis padres a los 6 años, en un accidente de auto. Al principio, él era alguien a quien valoraba, recuerdo que le amaba profundamente aunque ha pasado tanto tiempo desde que pude sentir algo además de este impulso y la desesperación por tratar de deshacerme de él o la irá hacia lo que pasó después, en especial hacia mí misma por no haber sido capaz de defenderme, que en realidad "amor" es una palabra que hoy día parece haber perdido su significado para mí.

Fue a mis nueve años, esa noche mi tío me empujó luego de que estaba comiendo el pastel de chocolate que me compró, al principio no entendía porque hacía eso, pero luego fue cuando me empezó a tocar, fue la primera vez que mi cuerpo reaccionó con eso que llaman excitación, aunque fue involuntario, le suplicaba se detuviera y trataba de liberarme, pero mis pequeños brazos no podían hacer nada, entonces fue cuando se bajó el pantalón y me violó. Quizá no hubiera sido tan malo de haber sido una sola vez, pero, luego de eso se hizo costumbre todos los días, luego del primer mes, intenté pedir ayuda a otros familiares, pero no me creyeron, así que a los 13 años, no pude más y esa noche le asesiné apuñalandolo con un cuchillo oxidado de la cocina, justamente en el higado, luego de sacar el cuchillo, esperé a que se desangrará rápidamente.

Tras ese suceso, escapé de mi casa y vagué durante meses, tuve la suerte de que una pareja me acogiera en su hogar y mediante una acomdación de papeles debajo de la mesa, me adoptaran, incluso dandome otro nombre... me marché en cuanto pude, igualmente no podía confiar en ellos, pero probablemente hubiera muerto en ese entonces no ser por eso, aún así, pese a que le llamo "suerte" el haber sobrevivido, hoy en día lo veo como una maldición, hubiera sido mejor de haber muerto, pues ahora, sólo soy "esta cosa" que sólo vive para exparsir la desgracia, pero soy incapaz de suicidarme, en lugar de eso, me conformó con asesinar a niñas con un parecido con la "yo" de ese entonces... espero algún día alguien me maté y así acabe con mi pequeño purgatorio, si existe un Dios, quisiera enfrentarle y preguntarle qué se supone que hace con su creación, si siquiera le importamos un poco.