Después del estudio; después de la producción; ya estoy en la etapa de la reflexión.

Con 7 años y medio, no había podido ingresar a estudiar ya que la edad mínima eran 7. Eso sí, mi madre, quien en esa época no trabajaba a tiempo completo, fue la encargada de enseñarme a escribir y a leer.

Para aquel día me preparé con mi uniforme, medias y zapatos impecables. Tenía que caminar más de 10 cuadras, como unos 20 min. Ese día iba acompañada con los hijos de la vecina que me cuidaba desde que mi madre comenzó a trabajar a tiempo completo.

Siempre me gustó estudiar, sobretodo aprender, se me facilitaron las matemáticas y disfrutaba de la escuela, conocer personas y profesores, todo un mundo nuevo para mí. Luego inicié la secundaria y comencé a destacarme de una manera natural. Solo era una chica que me dedicaba al estudio sin que nadie me lo impusiera. Planeé continuar en la universidad y por eso decidí cambiar de colegio para tener mejores posibilidades.

Así que después de estudiar en un colegio mixto, entré los últimos dos años a un colegio femenino más exigente. Para aquella época no era precisamente la que ocupaba el primer lugar, sin embargo me gustaba que me exigieran y el nivel educativo era mucho mejor.

Para finalizar, en el último año nos realizaron un perfil académico y de habilidades. Me destaqué en ciencias con aptitudes comerciales.

Cuando tuve que decidir que profesión estudiar, a pesar de que me gustaba la psicología por aquello de que siempre estaba aconsejando a mis compañeras, me decidí por la Ingeniería química. Mi profesora de química no me animó especialmente, por aquello del campo de acción un tanto limitado en Colombia.

Ingresé a la Universidad. Fue difícil. Los primeros años casi no cojo el ritmo ni el método de estudio, pero después de muchas dificultades, dedicación de días completos a solo estudiar, logré culminar la carrera como en 7 años más los 2 años de tesis que realicé mientras trabajaba.

Terminé este ciclo educativo extenuada, sin tiempo para vivir ni disfrutar de mi juventud, aunque a mi manera, y con el ambiente de la universidad, fue una gran experiencia de vida.

Pasar por la universidad en nuestro país, y con mis condiciones económicas poderse dedicar solo a estudiar, fue todo un logro. Era una chica que sobrevivía día a día con pocos recursos. La mayoría de los compañeros teníamos la misma situación, gastar en salir a divertirse era un lujo.

Fueron años felices, a pesar de los sacrificios, en los que todos éramos iguales; estudiantes.
El que se quedaba en la rumba no pasaba del segundo semestre. Así, aparte de que nos estábamos formando como personas responsables, también teníamos un norte en nuestras vidas.

Luego me dediqué a trabajar, afortunadamente casi siempre tuve empleo en diversas compañías de Colombia. Trabajando en lo que me especialicé, pasé por las empresas que más me interesaron y profundicé en los temas de mi interés. Mientras, realicé varios estudios de postgrado, que jamás me demandaron tanta dedicación como en mis años de pregrado. Vivía un poco más relajada, porque no se comparaba con el esfuerzo que implicó el estudiar Ingeniería Química.

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Fue una carrera complicada en la que el nivel de matemáticas, física y química era muy exigente.
Realmente quedé saturada con tanta información. No tenía muy claro como la aplicaría y tampoco conocía la realidad de la Industria en Colombia.

Pasé casi 20 años como empleada hasta que decidí independizarme, un poco por lo harta del ambiente laboral y mucho por el reto personal. Siempre me han gustado los retos. Para mí la vida es un proyecto en el cual en cada etapa decides como la vas a vivir.

Ya han pasado 7 años desde que decidí independizarme laboralmente y ahora tenemos, con mi esposo, más o menos fluyendo el negocio.

En la actualidad disponemos de mucho más tiempo para nosotros, todo un lujo. El disfruta escribiendo. Ambos nos dedicamos un poco al hogar. Yo he recuperado mi afición de niña de pintar en acuarela. Y ahora tengo el reto de pensar y armar mis ideas para escribir de diversos temas que siempre me han dado vueltas por mi cabeza.

Soy Edna Alzate y vengo a desarrollar esta nueva afición a la maravillosa red social, Steemit, de la que tanto me ha hablado mi marido.