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Hola señora Duncan
-Hola señora Duncan, ¿cómo se siente?
-Bien doctor, me duele un poco la cabeza, pero ¿qué paso, por qué estoy aquí?
(El doctor Peter prefiere otorgar el silencio a esa pregunta así que decide retirarse de la habitación diciéndole que debe buscar unos exámenes de manera urgente.)
(La señora Duncan algo dudosa de la excusa del doctor le pregunta nuevamente)
-Doctor dígame, ¿qué hago aquí?
-Ya le dije que debo retirar unos exámenes, ya luego le contare (el doctor sale de la habitación)
(El doctor Peter algo aterrado ante la pregunta de la señora Duncan toma un gran respiro para recobrar su ética como médico y contarle a la señora que estaba en aquella habitación el por qué estaba en ese hospital.
El doctor abre la puerta, entra a la habitación diciendo)
-Bueno señora Duncan (esta le detiene el habla)
-Por favor dígame Angélica, basta de señora Duncan (sonríe de manera tierna)
-Está bien Angélica, tus exámenes médicos muestran una gran mejora, es decir, que hoy en la tarde serás dada de alta.
-Ok, pero aun no me ha dicho por qué estoy acá. Otra cosa, mi hijo, mi esposo, ¿dónde están ellos?
(El doctor muy nervioso decide omitir la pregunta)
-Señora Duncan (tono nervioso) ¡digo! Angélica, no tiene algo de hambre o sed?
-Doctor ya basta (tono de enojo), dígame qué me está escondiendo, o me parare de esta camilla e iré a preguntarle a alguien que me dé respuestas (frunce el ceño)
(El doctor sintiéndose un poco temeroso ante la situación decide salir de la habitación e ir en busca de una enfermera, mientras que Angélica queda gritando)
-Doctor, dígame que está sucediendo, responda, venga y responda por favor.
(Angélica decide pararse de la camilla de forma estérica ante la situación, cuando algo la detiene, eran sus manos que estaban atadas junto a la camilla incluyendo sus piernas, ésta desconcertada ante todo a su alrededor intento zafarse de los amarres ante sus extremidades, pero esto le era imposible, así que comenzó a gritar y sollozar como loca)
-Por favor, alguien que me ayude, qué hago aquí. Por qué me tienen de esta manera, quiero irme a casa, les ruego que me ayuden, quiero estar con mi familia, por favor déjenme ir.
(El doctor Peter entra a la habitación donde se encuentra la señora Duncan con una enfermera y ésta inyecta un tranquilizante en el brazo derecho de angélica, haciéndola calmar hasta que queda totalmente dormida)
-Qué difícil es estar en la situación en la que ella se encuentra, ¡no lo cree doctor!
-Si, la verdad es difícil ver a mi esposa así, sin que me recuerde, sin siquiera recordar nada.
-Doctor disculpe no quería que se pusiera mal (tono de pena)
-No te preocupes, desde que Angélica tuvo ese accidente en el auto con nuestro hijo…(la enfermera lo interrumpe)
-Señor Peter no es necesario que lo recuerde (éste sin parar continua hablando)
-ella empezó a volverse algo rara, creí que era la conmoción del choque, como médico sé que esos accidentes pueden dejar secuelas letales, pero nunca creí que llegarían a volverla loca.
Mientras estaba en recuperación por el accidente comenzaba a decir cosas como que, “mira allí esta nuestro hijo, dile que venga con mami” y la verdad yo no sabía que decirle. Hacia tantas pataletas porque nuestro hijo nunca iba a abrazarla, según ella, él solo se quedaba mirándola detrás de la puerta, pero no entendía como era posible que no recordara que nuestro hijo había muerto en ese accidente y que solo ella había logrado sobrevivir. Había noches en que se despertaba gritándome como lunática y apuntado mi cabeza con el revolver que tenía bajo la cama en un pequeño cajón, ella enfurecida decía que nuestro hijo había muerto por mi culpa, fue allí donde entendí que algo estaba mal, que ella veía al niño pero no recordaba que él estaba muerto, de un momento a otro se ponía violenta y comenzaba a decir que era mi culpa de su muerte.
Decidí llevarla al psiquiatra y éste me había dicho que ella estaba pasando por un gran trance, que había momentos en que recordaba las cosas del accidente para atrás, es decir, que en su cabeza no aceptaba que él niño ya no estaba de manera física, es por ello que ella decía verlo, pero que éste no quería acercarse a ella. Como habían otras circunstancias que su cerebro le hacía creer que yo era el culpable. El psiquiatra sugiero que la dejara internada unos días, pero esos días se volvieron meses y ella fue empeorando al punto en que ya no me recordó. Hace un año que no la veía, el psiquiatra me llamo para que fueran a buscarla, ya que había intentado matar a una enfermera con un filo de vidrio y ésta por defenderse la empujó y ella cayó al suelo golpeando su cabeza, y verla allí en esa cama, amarrada como si fuese una demente me pone mal, esa no es mi esposa, esa mujer con la que me case murió, de cierta manera ella murió en aquel accidente junto a mi hijo. (El doctor Peter seca sus lágrimas sintiéndose avergonzado con la enfermera)
-Doctor no sabe cuánto lamento todo esto, de verdad le ha tocado muy difícil perder a su familia de esa manera.
-Créame que es difícil. Y más al saber que aquel día en que mi esposa tuvo el accidente, ella había venido a mi consultorio con mi hijo para darme una sorpresa, pero quien se llevó la sorpresa fue ella al encontrarme con usted casi desnudos a punto de tener sexo.