llevaba un par de semanas en rutina, todo transcurría según la programación diaria: despertar, bañarse, desayunar, vestirse e irse. Ese día como los anteriores me dirigía a la ciudad (caracas). Salgo de casa y camino hacia la avenida, a esperar el autobús que me llevara a la estación de metro. Estoy en la parada, el transporte llega, esta hasta el tope, logro subir, escaneo el área.

¡La veo!

Casi instintivamente todos escanean a todos cada vez que hay un cambio en el entorno, Caracas es una ciudad peligrosa y hay que saber detectar el peligro a tiempo, para tomar las precauciones necesarias en caso de que algo pueda pasar. No noto un peligro aparente, entonces me acomodo en el pequeño espacio que puedo ocupar.

Yo ya sabía lo que había visto pero quería estar seguro, vuelvo a mirar y me gusta lo que observo.

Una mujer alta como de un metro setenta y tres, tetas grandes posible copa D, morena de cuerpo robusto y ojos marrones, cabello largo y negro; venezolana con rasgos foráneos y de posible descendencia extranjera, tal vez del norte de África: Trípoli, Libia. O al menos eso me gustaba creer. No he estado antes en África, pero ya había visto chicas sui generis transitar por la ciudad.

Ella también me escaneo al entrar. Estaba convencido de no conocerla, nuestras miradas coincidieron un poco más de cuatro segundos y la acción se repitió varias veces. Dos, cinco, seis segundos, tiempo suficiente para suponer que algo tenía que pasar.

Infortunadamente estábamos lejos el uno del otro con un montón de personas de por medio, llegar a ella representaba una dificultad. Las miradas siguieron hasta que llegamos a la estación de metro, ella logro bajar primero del autobús y la perdí de vista.

Continuo mi camino hacia la estación de metro la yaguara, entro y tomo el andén con dirección zona rental - plaza Venezuela, voy hasta el final del andén porque allí siempre hay menos gente, a las personas no les gusta caminar y se aglomeran en la zona media.

-Trípoli como en mi mente decidí llamarla- me sorprende al pasar con velocidad muy cerca de mí, ella sigue hacia el final del andén, al mismo extremo al que voy. Ambos nos detenemos a esperar el nuevo transporte a unos diez metros de distancia el uno del otro sin nada ni nadie de por medio. Respondo una llamada telefónica, mientras tanto no hay
contacto visual, no pasa nada.

El tren llega e ingresamos en el mismo vagón, la situación se repite al entrar cuando personas aglomeradas nos separan. No sé en cual estación se bajará. Entonces calculo rápido:

-tengo nuevas paradas antes de llegar a mi destino, tardar minuto y medio por parada me da como mínimo once minutos para actuar-

En las tres estaciones que siguen me abro paso y logro llegar hasta ella. Ahora ambos estamos apoyados en la puerta del vagón a menos de un metro de distancia el uno del otro. La detallo bien y concluyo que es la mujer más atractiva que me ha dedicado fijas miradas sin conocerme.
comienzan los ademanes:

Ella:
-Se toca el cabello
-Me mira
-Gira su rostro hacia a mi

No se agita ni se inmuta, solo me tienta; me Indica que inicie la jugada. Cuando una situación así se presenta solo hay una cosa que se debe hacer…

-

Yo no la hice

No pude hablarle a esa mujer, aunque sabía muy bien que tenía que hacerlo, quizá fue: Miedo, Parálisis, Inseguridad o Mucho pensar que decir. Una de esas o todas, pero el punto es que no pude hacerlo.
Resulto que trípoli también llegaba a -plaza Venezuela- y al abrir las puertas del tren se fue y desapareció en un mar de gente.

Han pasado varias semanas desde lo ocurrido y poco a poco voy olvidando los detalles de su apariencia; mientras tanto continuo con mi vida, a la espera de que llegue el día en que pueda volver a verla. Y cuando el momento llegue poder mirarla a los ojos y decirle:
Hola
Y tal vez ella dirá: