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¿Hay personas buenas y malas?
Esta fue una discusión que tuve una mañana de domingo con mis padres mientras estaba viendo la serie de Cobra Kai en Netflix y fue ya al final de la primera temporada cuando hice una reflexión sobre la misma:
“Esta serie nos muestra que realmente no hay gente buena ni mala, solo hay gente”
Trataré de no spoilearles tanto, pero advertidos están de que voy a hablar de la serie, muy buena, se las recomiendo.
En sus capítulos se muestra al protagonista y al antagonista de la primera película de Karate Kid; Daniel Larusso y Johnny Lawrence. En la serie vemos como Johnny, incapaz de soltar el pasado y habiéndose hecho a la idea de que es un perdedor, se tira a la bebida y tiene un trabajo de medio pelo, vive en un apartamento mugroso, lleno de basura, con conflictos tanto en su vida laboral como personal, por el otro lado tenemos a Daniel Larusso (el protagonista de la película de karate kid), siendo exitoso y ya hasta rico. Esto es la idea hollywoodesca de hace años, el nerd, el buenito, débil pero que por ser bueno le va bien y el malo que es el popular en la escuela, el matón, en algunos casos miembro del equipo de fútbol, que al final termina siendo un fracasado, siendo este el equivalente al “y vivieron felices para siempre” de los cuentos. Lo que se me hace genial de esta serie es que trata de romper esa idea, te muestra que realmente el chico rico/matón no tiene la vida perfecta y no es malo nomás porque así nació o así estaba destinado a serlo por el gran dios escritor del guión, si no que tenía un chingo de problemas. En el caso de Jhonny, era un niño flaquito, delgado, algo introvertido, con un padrastro (no un papá) que lo trataba como la mierda, una ausencia de la madre en la vida y todo esto es lo que propició que se metiera al karate para encontrar un grupo que le diera ese sentido de aceptación, esa familia que le hacía falta y que casualmente ese dojo tenía un sensei con una filosofía de matar al oponente, prácticamente, pero que por falta de ese sentido de aceptación, por falta de esa familia, decide quedarse y tomar como figura paterna a su maestro, crece y ve que el ser matón le da admiración de sus amigos y poder en la escuela. Como ven tenemos el factor de la familia, la sociedad y el entorno que propician el que se vuelva el bully. Lo que contrasta con lo que vimos de Daniel Larusso en la película de Karate Kid, él, a pesar de que no tenía papá, tenía una madre que lo quería, lo amaba y ayudaba en lo que hiciera. Si, hubo algo de rechazo por parte de la madre para con el karate porque ¿qué mamá le gusta que le den de putazos en la geta a su hijo no? No es muy común, pero tenía una familia unida, pequeña pero unida. Luego encuentra al señor Miyagi que le enseña la filosofía del karate, la cual se basa más en el equilibrio mental y en la paz interior. No le enseña el karate como un deporte o como una forma de defensa personal, sino como una forma de encontrar el balance en su vida. En Miyagi una figura paterna que lo apoya, que lo guía y le enseña a cómo ser mejor, lo que desemboca en un “niño bueno”.
Regresando a la serie, aquí vemos como Jhonny no era malo nomás porque sí y también vemos que Daniel puede hacer acciones que van desde lo ingenuas, como no querer creer que su hija puede hacer cosas malas y mal criar a su hijo, pinche enano mamón, hasta actos impulsivos y a veces hasta abusivos contra Jhonny, en gran parte también por no saber dejar el pasado atrás.
Y es que eso es la vida real! Es como el asaltante que solo sabe asaltar porque tenía un hermano mayor o un padre que así le enseñó o que a falta de esta estructura familiar salió a la calle y ahí fue donde encontró y adoptó a su familia que le enseñó todo tipo de maldades, que le dio aceptación, un lugar al cual pertenecer. Que a lo mejor si ese niño hubiera tenido un apoyo familiar que lo impulsa a estudiar, trabajar honestamente sería “el bueno”, o que encontrara a alguien honesto y de bien en la calle en lugar de a los delincuentes del barrio.
Creo que clasificar a las personas como buenas o malas es un grandísimo error, un error que lamentablemente cometí hace un tiempo. ¿Y quién no? Siendo sinceros, ¿Quién no dijo alguna vez en su vida: ellos son buenos y aquellos son malos? ¡Todos! porque así sentimos menos culpa, porque así nos sentimos mejor con nosotros mismos, porque así nos enseñaron que funciona el mundo.
Muchas veces nos gusta darles “soluciones simples a problemas complicados” como diría el hobbit de Migala, porque así es más fácil, porque gastamos menos energía y es más rápido poder crear un sistema con base en ello.
Es más fácil decir eso se lo merece por malo, algo habrá hecho para merecerlo o hasta inclusive el sentirse con el derecho de “vamos a matarlo por malo”, ya no es un humano, si no que se vuelve una figura sin sentimientos ni pasado, se vuelve el villano. Definitivamente es mucho más complicado echarse un chapuzón a la psique del agresor, a la historia del criminal, es más difícil porque podemos llegar empatizar con él o con ella, ver una desgarradora historia que haría llorar hasta al más duro corazón, deja de ser ese ente sin sentimientos al que llamamos malvado para volverse nuestro primo, el vecino, nuestro hermano, nuestro amigo, nuestra madre o hasta nosotros mismos.
Y no me mal entiendan hermanitos, no estoy diciendo que liberemos de las cárceles a todos los ladrones, corruptos, violadores y asesinos porque “pobrecitos”, si no que es necesario que entendamos que todos esos “villanos” podemos ser nosotros, como bien dijo el Joker del caballero de la noche “ Solo basta con un pequeño empujón”, porque no hay persona más peligrosa que la que se crea totalmente buena, porque entonces podrá matar, destruir y calcinar todo en nombre de la bondad, solo basta con revisar la historia.
¿Y entonces qué hacemos con aquellos que cometen injurias y delitos? ¿Los abrazamos? ¿Los perdonamos y ya está? Eres un pobre chamaco iluso y tonto si lo crees así.
Esto lo he escuchado más de una vez, mayormente de gente de más edad que yo, pero que nunca profundizó en esa pregunta tan importante.
Y la respuesta es No, no deberíamos liberarlos.
No se preocupen, no los culpo, esa opinión es fruto de lo que han aprendido, de su crianza y de lo que les han repetido hasta el cansancio.
Hay que seguir teniendo policía, ejército, leyes, condenas y reclusorios, pero además programas que les ayuden a estas personas a comprenderse a sí mismas, a entender por qué hicieron lo que hicieron y que hay más opciones, que a pesar de que el sistema, la familia o algún otro factor les falló ellos tienen el poder de cambiar porque ahora ya lo saben, ahora son conscientes de sus problemas y pueden tomar un camino diferente al que la vida les ha mostrado.
Creo que el ejercicio más simple que se me ocurre para comprender esta idea de que no hay personas buenas y malas es preguntarse:
¿Soy una persona buena o soy una persona mala?
Estoy seguro que la mayoría dirá que es una buena persona porque a nadie le gusta ser de los malos. Pero también estoy seguro de que si le preguntara a todas las personas con las que ha tenido contacto en su vida, más de dos o más de tres dirán que usted es una persona mala y por lo menos una dirá que es el antagonista en algún punto de su historia.
Y entonces usted podrá decir:
-Bueno, si he hecho cosas malas pero tampoco es para tanto, yo me porto bien; dono a la caridad, voy a la iglesia todos los domingos, pago mis impuestos, trabajo honestamente-
Yo le preguntaré -¿Y ya no volvió a hacer cosas malas nunca en su vida? ¿Esa fue la única ocasión?-
-Bueno sí pero poquitas, chiquitas- Nos encanta minimizar nuestros errores.
Además recuerde que usted fue malo
-¿Y eso qué?- Me dirá.
Pues que por lo tanto y bajo su misma lógica de buenos y malos, una persona mala se puede hacer una persona buena y también una persona buena se vuelve una persona mala. Y ahí es cuando le explota la cabeza ¡PUM!
Desde mi perspectiva no hay personas buenas ni malas, solo personas, unos tomaron el camino a, otros el b y otros el c, y así con todas las letras del abecedario y más allá, porque no solo hay 2 caminos. Porque puedo empatizar con parte de la historia del malvado mas no justificar sus actos y así poder ayudarle a corregirse realmente, desde el núcleo del problema y no desde afuerita. Eso es lo grandioso de no cerrarse a una clasificación de solo 2 bandos, que podemos crear mecanismos que sirvan para el progreso de la humanidad y no ser tan fácilmente manipulados para caer en el interminable discurso de “ellos los malos contra nosotros los buenos”, que aquí entre nos lo usan mucho los políticos. O apoco no haz escuchado:
- Los de derechas vs los de izquierdas
- Los liberales vs los conservadores
- Fifís vs Chairos
- Los buenos vs los malos
¿Bastante familiar no? Es un discurso que lleva miles de años existiendo y aún seguimos cayendo en él.
Porque no hemos comprendido que no existe el bueno y el malo, solo personas siendo personas.
Hubo un señor, con el que no estoy muy de acuerdo con sus fans, ni con sus sucursales alrededor del mundo pero con el que sí coincido bastante en su forma de ser como individuo y que creo comprendió esta idea hace bastante más tiempo atrás. Un hombre que al ver cómo castigan brutalmente a una persona paró todo y dijo:
-El que esté libre de pecado que tire la primera piedra-
Por un segundo les hizo ver que ellos no eran “los buenos” y que en ese momento solo había personas iguales.
No se preocupen, este contenido no es para convertir a nadie ni mucho menos, de hecho ni siquiera los podría convertir porque no profeso ninguna religión jejeje. Pero este cachito de historia me sirve como referencia para mostrarles desde cuando nos vienen diciendo esta enseñanza y desde cuándo no lo hemos comprendido.
Y sé que aún así habrá gente que seguirá necia en querer creer en 2 bandos, que ella es buena y los demás son malos. Pero en esos casos recuerdo otra frase de aquél célebre señor que nació hace unos 2000 años y que clavado a una cruz exclamó:
-Perdónalos porque no saben lo que hacen-
Muchas gracias por escuchar y regalarme un cachito de su existencia, espero que estén bien y nos vemos en otro punto del espacio-tiempo.