LA VIRGINIDAD FEMENINA EN TIEMPOS DE DESINHIBICIÓN

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Hablar sobre la virginidad despierta gran interés, y sería una gran mentira decir que el tema resulta inocuo para la totalidad de la población. Algunas personas permanecen atadas a valores y creencias culturales tan tradicionales que asumen que la virginidad es un asunto del que solo hay que hablar bajando la voz. Afortunadamente, el mundo se abre a la libertad de expresión, y cada vez hay menos obstáculos que impidan compartir información.

A pesar de que en muchas culturas las mujeres han conquistado su liberación y han ganado un lugar en posiciones que anteriormente estaban ocupados solo por hombres, una parte de la sociedad continúa practicando cierto machismo que proclama la virginidad como parte de la dote que una dama debe conservar. Ciertamente, este machismo se manifiesta más en algunas sociedades que en otras.

En la cultura occidental moderna, la sexualidad y las creencias religiosas han debido buscar la manera de conciliar para romper la burbuja artificial que durante siglos separó sexo y fe. En gran parte, este cambio se ha producido porque la mujer puede decidir sobre su vida sexual sin problemas ni rechazo de la sociedad. Las mujeres pueden tener una vida sexualmente activa antes del matrimonio sin que por ello se les acredite un pecado o una falta social. Es más las mujeres que se mantienen vírgenes hasta el matrimonio, ya se les ve como una especie en extinción. Obviamente, aquellas que apuestan por conservar su virginidad tampoco tienen que ser estigmatizadas.

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Hoy se vive una época de desinhibiciones que allana el camino para que el sexo pierda su carga de privacidad. Y eso no quiere decir que se le practique en lugares públicos, sino que se le practique como parte de la cotidianidad de la relación establecida en una pareja. Sin embargo, ello no implica que sea adecuado llevar una vida sexualmente activa de un modo descontrolado. El sexo no debe ser tomado como un juego, porque al fin y al cabo las personas terminan por destruir sus vidas, o sintiendo un vacío inmenso que no saben cómo llenar. Esta situación puede llevar a probar sensaciones nuevas y tan fuertes que podrían colocar en peligro el bienestar, la seguridad…

Así que en esta época de desinhibiciones cada quien elige como asumir el valor de la virginidad de una mujer. Lo importante es que la práctica de la sexualidad se inicie de una manera responsable; y que las decisiones respondan al sentido común y a la preservación del bienestar personal.