¹ El Señor no condena aquí los convites sobrios y modestos, que los parientes y amigos se hacen unos a otros, con la mira sola de mantener una unión y caridad cristiana. Condena la suntuosidad de los banquetes, que se dan los ricos unos a otros por respetos temporales de interés, de gula y de vanidad; y quiere que las riquezas se empleen en socorrer a los pobres, y que no sirvan de fomento al lujo, a la diversión, y a la embriaguez.
² Porque los justos resucitarán para la vida y para la gloria; mas los malos para su condenación (Jn v. 29).
Biblia de Scio