Hola, amigos de Steemit. Espero que estén bien. Ahorita les dejaré un poema muy sentido que se liberó de mi cárcel humana. Si les gusta o no, me dicen.

El descontrol, es el problema que con la poesía me adviene. Extravagante el ritmo en fuga que a mis pensamientos danza. De mi gema carnada, exprime el fluir último. Me produce taquicardia. No ser mi propio lector, me enfurece. Es propósito de la poesía tiritarme. Tambalearme. En ella encuentro la convulsión del secreto. Ahí se vomita la mala verdad con la que nos entretenemos. Al principio es un puje, un parto difícil en el que ni la más juguetona vagina se dilata. Y luego es diarrea dulce ensangrentada. Me duele, tan en el fondo, la poesía. Porque llega a mí como suerte de navaja viva. De testimonio de cianuro. De mente estrujada por la maldición del respirar vivo. De vivir al centro del asesinato propio, que no suicidio... Me arranca la piel una mano poeta que funge de mi propia mano y me revela, en primera luz, la autogenuflexión frente al gigante con verbal estaca que me mira. Con la poesía me sobreviene un llanto de odio desquiciado donde me imagino real. Y en ese vivir en prisión sincera me detengo a borrar las letras erratas. Y nunca se acaba el pensar. Y sigue siendo poesía hasta en el punto final y pienso y muero y cago la madre de un yo-nadie que conoció la poesía en el peor momento de la… Que conoció la poesía. Y esta es aquella manzana que me tapa el pubis, el dedo medio.