Cada parada, una excusa para conocer

—Bastos valles—

La carretera y varias de sus paradas estaban invadidas de hermosas cordilleras y monumentales valles que rodeaban toda la visión humana haciéndonos —al menos a mí— pensar en nuestra existencia como algo ínfimo al lado de las grandes estructuras naturales sobre las que nos desplazamos y vivimos. Ese contacto con una naturaleza tan magnífica, alejada pero cercana a la vista, me hizo entender o pensar en el "todo" de diversas formas que ya hasta me quedé sin concepto.

—Esquinas de antaño I—

En los distintos paraderos de los poblados, las calles se caracterizaban por ser tranquilas, con poco ritmo y movimiento de gente pero con numerosas edificaciones en modo de esquina que sugerían una historia a lo largo del paso del tiempo. Traté de retratar dichas historias tan únicas de pueblos, un Macondo estático.

—Esquinas de antaño II—

Humildes viviendas, humildes negocios, humildes caminos, humildes habitantes que humildemente reciben a los viajeros en sus paradas llenas de cansancio y párpados caídos.