Pongámonos de pie y tratemos de reinventar lo que tenemos a un lado. Reinventemos los cuentos infantiles y los sueños imposibles; reinventemos caminar, bailar, dormir, hacer; reinventemos el amar y sufrir, el vivir y morir; reinventemos lo que se nos cruce por delante, tratando de no dejar nada por fuera. Reinventemos incluso el ponernos de pie para, en definitiva, tratar de reinventar la reinvención.
De eso se trata la reinvención. Ser capaz de ir con la frente en alto mientras nos ufanamos de haber inventado o vuelto a inventar, qué sé yo, el universo entero.