Día Internacional de la Salud Mental, lo que pocos saben de la ansiedad

La semana pasada fue el Día Internacional de la Salud Mental, y esto es lo que voy a decir al respecto.

Escribo esto para que las personas que SÍ lo sufren no se sientan solos, y para que las personas que NO lo sufren dejen de minimizar, entiendan un poco mejor de que se trata.

Los desequilibrios mentales son invisibles, no son como una enfermedad física que puedes ver externamente, pero eso no significa que no sean reales y que no causen mucho mucho dolor. La Ansiedad es invisible, nadie la puede ver, excepto uno mismo. Tú eres el único testigo de las cosas horribles que pasan por tu mente.

Comparto esto porque no quiero que nadie tenga miedo de pedir ayuda. Porque si tienes ansiedad, aunque las batallas internas que luchas son invisibles, son muy reales y requieren gran valentía. No quiero que dejes que alguien te diga que “no tienes nada”, que “estás exagerando”, que “te lo estás inventando” o que “si quisieras controlarlo, podrías”. No quiero q tengas vergüenza de decir que sufres de ansiedad. Que te sientas mal porque alguien te diga “yo también tenía ansiedad y me lo sacudí, fue fácil”, esa persona no sufre de ansiedad, solo está estresada y esas son dos cosas absolutamente diferentes. O que te sientas mal porque alguien te diga “relajate, no pienses tanto”, y no lo logres.

Para todos los que no lo han vivido, cuando tienes un Trastorno de Ansiedad Generalizada el “no pienses tanto” es absolutamente imposible, no es algo que podamos manejar. Nuestra mente se sale de control, grita tanto que sentimos que estamos enloqueciendo y se vuelve nuestra mayor enemiga. Siempre recordándonos lo poco que valemos y lo mal que hacemos las cosas. Recordándonos también que todo puede salir mal, es más, asegurándonos que todo VA a salir mal y que tus peores miedos se van a cumplir sin lugar a dudas. Que nuestra vida o la vida de los que amamos está en peligro constante. Que nos vamos a quedar solos. Que vamos a sufrir y que no hay nada que podamos hacer para evitarlo. Y así sigue y sigue, sacando nuestros peores miedos a la luz y persiguiéndonos con ellos. Y continua igual dias y noches. Esas noches en las que no podemos dormir, no porque no tengamos sueño, sino porque nuestra mente grita tanto que es imposible cerrar los ojos. (Nada de esto es verdad, pero nuestra mente nos lo hace creer a ciencia cierta)

Suena feo no? Pues eso no es todo. La mente también hace que nuestro cuerpo sienta que realmente nos estamos muriendo. Que nos está dando un ataque cardiaco o que se nos está cerrando la garganta y que no entra oxígeno. Que vamos desmayar o morir, una de dos y así llegan los ataques de pánico. Luego, tenemos que aprender a vivir con esas sensaciones horribles 24/7, todo el día, todos los días. A veces disminuyen y cuando piensas que ya se fueron, BOOM, otra vez regresan.

Entonces NO. Las personas que tenemos ansiedad no podemos solo decidir “relajarnos y no pensar”. Creanme que no hay cosa que anhelemos más.

Yo tengo ansiedad generalizada hace más de 10 años, y a pesar de que ahora reconozco que ha sido la MAYOR bendición de mi vida y que me ha enseñado a vivir una vida de paz y agradecimiento constante; no siempre ha sido así. He vivido cosas horribles que nadie veía, porque estaban en mi mente. Al comienzo yo tenía mucho miedo de decir lo que me estaba pasando, pensaba que estaba enloqueciendo. Tenía mucha vergüenza de que me juzguen. Me sentía muy muy mal, y sobre todo me sentía muy sola e incomprendida. Luego con el tiempo aprendí que lo que me pasaba tenía un nombre: Trastorno de Ansiedad Generalizada. Y que no era la única viviendo eso.

Leí mucho, busque ayuda, me esforcé e hice todo lo necesario para sanar. Y ahora gracias a Dios vivo una vida tranquila y transformé mi ansiedad en libertad. Pero lo que les quiero decir es que probablemente nunca habría tenido el valor de enfrentarme a la ansiedad sin el apoyo de estas personas: Mi hermano Jorge, mi prima Luciana, mi esposo Franklin y mi mejor amiga Valeria. Ellos me escucharon pacientemente sin juzgarme aunque no me entendieran. Me acompañaron a caminar de madrugada cuando mis noches eran insoportables. Me acompañaron por teléfono cuando sentía que no podía respirar. Y lo más más más importante, no me juzgaron.

Lo único intento decir con esto es: Esforcémonos por ser amables con todos. Intentemos ser compasivos y empáticos. Y sobre todo DEJEMOS DE CRITICAR LO QUE NO ENTENDEMOS.

El camino de sanación de un trastorno mental es un camino duro y lento. Requiere de mucha paciencia y valentía. Estas personas están haciendo hasta lo imposible por intentar vivir una vida normal, por ir a trabajar todos los días, por tener una vida social normal y por sonreír. Pensemos dos veces antes de tratar mal a alguien porque no sabemos si está viviendo algo así.

Y si TÚ tienes ansiedad y me estás leyendo. Habla!!!! Busca ayuda, no te quedes callado. Se que tienes mucho miedo y no entiendes que está pasando en tu mente y en tu cuerpo. Pero no te preocupes, la ansiedad solo vino a enseñarte lo que necesitas saber para vivir una vida hermosa. Cuando lo aprendas, se irá y solo regresará de vez en cuando para recordarte vivir presente, amarte a ti mismo y estar agradecido.

Se que parece que te sentirás mal para siempre y que nunca pasará. Pero pasará, te lo prometo. Y será bellísimo.

Gracias por leerme aunque sea largo