Es normal que los seres humanos deseemos la aprobación de alguna persona específica, pero necesitar esa aprobación para sentirnos bien es otra cosa.
Cuando necesitamos la aprobación de otra persona dejamos de ser originales y únicos, llegando inclusive a realizar cosas con las cuales no comulgamos por el simple hecho de obtener la aprobación de los demás.
Esto conlleva por su puesto a que perdamos inclusive nuestros valores personales, incluyendo nuestras libertades de pensamientos y aunque no estamos de acuerdo con lo que decimos o hacemos lo único que nos mueve es la dichosa aprobación de otros.
Nuevamente en este capítulo de “Tú no necesitas las aprobación de los demás”, nos damos cuenta como un error de percepción de las cosas nos roba nuestra felicidad.
Esta mala percepción también tiene un ingrediente cultural muy dañino porque desde pequeños somos programados a través de la crianza que si hacemos esto te pasara aquello y si haces aquello te pasara esto.
Nuestros padres, nuestros maestros, en la iglesia, con los amigos, siempre te dicen que cosas debes hacer y como debes comportarte para ser aceptados. Mutilando de esta manera nuestro derecho de sentirnos bien con lo que somos, hacemos y sentimos.
No necesitar la aprobación de los demás no hace libres, si realmente cambiamos esta mala percepción seremos capaces de elegir como sentirnos lo cual es el inicio del largo camino a la felicidad, permítete, amate, escucha lo que te grita tu conciencia y vive tus emociones a plenitud para de esta manera no necesitar nunca más ser aprobado por nadie.
Un abrazo……………………..Francisco Franco