El outbreak, es uno de los momentos más intensos e interesantes del universo zombie.
En primer lugar, porque de la nada la violenta enfermedad está en tu cuadra, intentando entrar por tu ventana, o incluso ya dentro de tu vivienda. Una situación sorpresiva con mil variantes, todas potencialmente intensas y peligrosas.
En segundo lugar porque a los protagonistas –quiénes usualmente no saben lo que sucede- les toca crecerse en la situación y descubrir, ahí directamente en su entorno más intimo, como permanecer con vida. Un momento irracional, en el que tu pareja, familiar o vecino, puede perfectamente querer asesinarte a mordiscos; o quizás, enceguecidos por su desesperación, estén dispuestos a robarte o a atropellarte con su carro si te les atraviesas en su ruta de escape.
En tercer lugar por el desmoronamiento de la sociedad tal y como la conocemos: todas las instituciones públicas y privadas desaparecen. No hay medios de comunicación, no hay cuerpos policiales, ni militares, no funcionan los hospitales y nada se sabe del gobierno. Un proceso de transformación social tan radical, repentino y absurdo en el que reina el caos, la anarquía, la hostilidad y la violencia.
En líneas generales un momento en el que solo los más hábiles y sortarios tendrán alguna posibilidad real de sobrevivir.
Black Summer arranca justo en ese lapso de tiempo. A solo seis semanas del comienzo del outbreak, en un suburbio clase media norteamericano donde aún funcionan los cuerpos militares y estos están organizando a la gente sana para llevarlos en camiones a un punto seguro dentro de un estadio cercano.
Lo más rápido que pueden y de manera voluntaria, todos los civiles abandonan sus casas llevando solo lo necesario, hay aviones de guerra surcando el cielo constantemente, y por doquier se escuchan sonidos de alarmas de protección civil. Aunque aún no conocemos las razones, ni hemos visto a un solo zombie, pero es más que evidente que algo muy grave está sucediendo.
En este contexto de desconcierto vamos conociendo a nuestros protagonistas, que están en diferentes situaciones, en distintos lugares de la misma urbanización. Una estructura interesante que a través de intertítulos va entrelazando las vidas de todos aquellos que aún sin saberlo, están destinados a conocerse.
Entre los personajes protagonistas tenemos a Rose (interpretada por Jaime King) una madre que por quedarse con su marido infectado es separada de su hija; a Spears (Justin Chu Cary) un aguerrido y valiente delincuente, a Kyungson (Christine Lee) una mujer oriental, muy despierta, que no sabe como hablar en inglés, a William (Sal Velez Jr.) un hombre integro, dispuesto a ayudar a todos los que pueda a su alrededor, y a Lance (Kelsey Flower) un hombre asustadizo, dispuesto a seguir a quién sea que le ayude a sobrevivir.
Un grupo actoral muy variopinto, sobre todo en lo que a etnicidad se refiere, lleno de convicción en lo que están interpretando.
Las criaturas de Black Summer son a la vez infectados y zombies, por un lado son capaces de transmitir la enfermedad con su mordida a los vivos, pero también aquellos que mueren regresan a la vida convertidos en estas criaturas veloces, violentas y hambrientas de carne humana. A diferencia de otros zombies, estas criaturas son muy persistentes. Son capaces de recordar donde se encuentran a quiénes persiguen, y también pueden saltar, escalar, romper verjas, etc. Hacer lo que sea que haga falta para lograr atrapar y comerse a su presa.
A esto se suma que nuestros protagonistas viven en un universo en que los zombies no están en el imaginario colectivo (ni en el cine, ni la tv, videojuegos, comics, etc.) lo que implica que ninguno de ellos sabe lo qué son, ni porque están allí y mucho menos como matarlos con efectividad.
Capítulo a capítulo, la filmación recurre a una cámara en mano, y en muchos casos sigue a los actores en largos planos secuencias (un estilo visual que perfectamente podría hacer rememorar a “Children of Men” (2006) de Alfonso Cuarón https://imdb.to/2US0UPH); teniendo además un muy buen manejo de tensión dramática que intercala escenas de calma con golpes de efecto repentinos, lo que en muchos casos logra jump scares (sustos) bastante efectivos.
Pero la principal influencia conceptual y estética de la serie es “Dawn of the Dead” (2004) de Zack Snyder. https://imdb.to/2QPoKtw lo vemos de manera clara reflejada en el entorno donde se suceden las acciones (casas, patios traseros, calles pequeñas, autos en movimiento, cafeterías, etc. de un pequeño suburbio); en la clase social de los personajes, así como también en el tipo de situaciones que se suceden en los episodios.
En buena parte del metraje puedes llegar a tener la sensación de que estás participando en un videojuego donde los personajes prueban distintas alternativas para sobrevivir; la mayoría de las cuales no les conducen a ninguna parte. Pero es justamente en estos desencuentros, en medio de ese entorno clase media sumido en el caos, es donde nos acercamos a conocer la humanidad de los protagonistas. Los cuales van a ir encontrándose unos con otros a medida en que las circunstancias les hacen agruparse.
Hasta el capítulo 5, en líneas generales la serie funciona bastante bien, con altibajos, pero de manera concreta y coherente, apuntalando tensión, generando personajes con los que te identificas sin problemas, así como también construyendo situaciones entretenidas de observar. Que funcionan con paso firme y sin apresuramientos.
Pero hacia el capítulo 6 las cosas cambian de manera repentina; los personajes que aún no están engranados como grupo de manera homogénea, sin mayores explicaciones se internan en una especie de organización criminal/club/bar/ post-apocalíptico a robar unas armas y allí dentro de ese lugar una de ellos asesina a alguien, que se convierte en un zombie, y se genera una estampida entre todos los presentes.
Esto nos monta en una montaña rusa de acción que; aunque está bien producida, tiene una puesta en escena más que funcional, está bien iluminada y no está mal actuada; se sale del tono casi íntimo, con pocos personajes por escena, en el que la serie se había mantenido hasta ese momento.
También en ese espíritu abiertamente “Serie B” https://bit.ly/2jRZUID transcurre el último episodio de la serie, en el que proliferan extras disparando a ninguna parte, zombies corriendo en todas las direcciones; el grupo se separa y, lo que me resultó más lamentable de todo, asesinan de manera injustificada a uno de los personajes que mejor habían construido argumentalmente hasta ese momento.
Un escenario de caos que irónicamente, a pesar de todo el exceso, resulta anticlimático, se siente apresurado en su desarrollo argumental, poco inspirado en su realización y que nos lleva a un desenlace francamente inverosímil.
Aún así, siendo público habitual de cine y televisión Serie B, e incluso de otras producciones de The Asylum http://www.theasylum.cc/ (una de las productoras más prolíficas del mundo, reconocida además por filmar muchos de los argumentos más arriesgados y descabellados del imaginario audiovisual contemporáneo norteamericano https://imdb.to/2UT36WT), no dudaría en darle a Black Summer otra oportunidad en una segunda temporada.
Escrito por Sergio Marcano https://bit.ly/2UA6s16
¿Cuán verosímil es la historia cuando la estás viendo?, ¿de ésas que se quedan contigo y dan pesadillas?
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La pregunta es si pactas con el universo Zombie, si pactas no está mal.
Pero sí estas "in the mood" para un binge watch de zombies te recomiendo que veas "Kingdom" de Netflix, que es bastante más entretenida.
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Este es el trailer:
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