El poeta un día dejó su máquina de escribir y tomó una botella que prometió felicidad.
Amarás, amarás y amarás la botella que te dio felicidad oh gran poeta.
Vives aislado pero no temeroso gran poeta de sentimientos generosos, tu amor por la botella te han vuelto agresivo y mentiroso.
Tus inicios eran un éxito; aquel lápiz, sacapuntas y cuaderno se convirtieron en el profundo camino que guió tus pensamientos.
Tu último deseo tras beber aquel sorbo fulminante hizo que mi corazón se estremeciera. Elegiste una vida corta, y aún así anhelabas llegar al corazón tus primeras letras.
Oh gran poeta, tu vida me ha servido de mucha enseñanza.
— Freddy Acevedo.