Un poco de ser ingeniero de la vida y no militar.

A decir verdad siempre uno en su etapa de niñez sueña con ser policía, bombero tal vez médico, en mi caso yo quería ser militar, (cuando valía la pena serlo era una carrera digna ahora en mi país parecen focas del régimen pero en fin no es de política que quiero hablar), recuerdo que al salir de bachillerato tenía en mi mente ir hasta la capital para presentar las pruebas requeridas; las posibilidades no las tenía tan fácil existían escasos recursos y al llegar a la escuela con mis documentos, un montón de requisitos para entregar me di cuenta que no tenía un primo, un tío, o un padrino que me ayudara en el proceso de selección en la gran escuela de la aviación venezolana en la ciudad de Maracay.

Presenté una entrevista firmé mi pre-inscripción y me dieron la fecha fui, presenté, quedé a la espera de los resultados (no fueron favorables) al llegar esa noticia un poco afligido decidí buscar empleo, para ayudar un poco en el hogar con los gastos, tocando puertas llegué a una pequeña empresa que realizaba trabajos a la principal empresa nacional de electricidad, ocupé el cargo de ayudante de electricista con el pasar del tiempo me fue gustando lo que hacía, por lo cual fui aspirando otros cargos que se dieron a medida que demostraba interés y asimilaba los procesos, esto me llevo a inscribirme en un tecnológico y realizar estudios a nivel técnico en la parte de mantenimiento, el cargo de supervisor me exigía una preparación universitaria y como mínimo era tener un título de Técnico Superior Universitario me esforcé en conseguir el grado, culminar los estudios lo más pronto posible, pero antes de terminar los mismo la empresa termino sus labores. Seguí estudiando y logre graduarme.

Esto me llevó otra vez a soñar con la vida militar, lo intenté nuevamente pero esta vez en el ejército existía un programa de asimilación para profesionales, opté al programa, ¿a que no adivinan qué? Otra vez no logré pasar a las siguientes pruebas. Esta vez no me pegó tanto a pesar que era mi deseo.

El rumbo fue otro al conversar con un amigo que estaba en la industria petrolera, yo podía ofrecer de 23 años lo aprendido en la industria eléctrica, pero el puesto que se me dio ocasional o eventual era el de obrero estibador en el patio de una muy buena empresa, llegué sin saber nada del cargo, pero con ganas de aprender mucho, estuve un año en el patio y al dejar ver mi trabajo, como me desenvolvía, además de ser Técnico, me fue ofrecido un puesto permanente en un almacén central de la empresa, de ahí otra vez mi deseo de superación me lleva a estudiar Ingeniería en Petróleo, cuando cursaba el séptimo semestre sale un proceso de reclutamiento para ingenieros donde se buscaban profesionales para prepararlos en el área de operaciones petroleras a nivel de perforación y rehabilitación de pozos petroleros en taladros, una vez más logré que se me diera la oportunidad de entrenamiento con el compromiso que debía terminar mi carrera universitaria. Con esta empresa trabaje 12 años. Salí con el puesto de Night Pusher, el segundo al mando en el equipo asistente del jefe de la plataforma, estos años me fueron de mucha enseñanza y de verdad creo que lo hice muy bien, recibí halagos por parte de la gerencia, tenía opciones de llegar a la gerencia pero la empresa decide por la situación país dejar los equipos a cargo de la principal empresa petrolera del país. No fue lo mismo, aunque decidí seguir a ver qué tal me iba con otra empresa más pequeña que fue a la que le asignaron los equipos para su operación, Me retire al año, decidí abrir un negocio de venta al público de víveres.

En esta etapa de mi vida empecé a realizar la documentación requerida para tener una pequeña empresa, con sus documentos en regla, al estar en contacto con abogados, contadores y administradores, manejar sistemas de inventarios, manejar recursos supe que tenía que prepararme si mi deseo era crecer, me inscribí nuevamente en una universidad para realizar la Maestría en Gerencia de Operaciones y una Especialización en Gerencia Financiera. Aún sigo con mi negocio ya entiendo más al contador y sus términos, comprendo más de cómo se maneja una empresa, mi deseo es crecer en un sitio donde es difícil emprender pero sigo esforzándome por crecer esta parte de la historia aún no ha terminado ni se cómo va terminar pero lo que si les puedo decir es que estoy dedicado al 100% para dar lo mejor de mí, tengo un norte y un sueño.

Comprendí algunos refranes populares en mi país como lo son:

“Si del cielo caen limones aprenderemos hacer limonada.”

“Si la tonada que suena es el joropo pues nos ponemos las alpargatas y comenzamos a bailar joropo y si no sabemos aprendemos.”

Los problemas no se terminan las situaciones difíciles, siempre van a existir en cualquier parte que nos encontremos, sea cual sea la actividad que realicemos lo que cambia es la aptitud que como individuo tomemos para hacer frente, si el plan no funciona cambiemos de plan pero jamás dejemos de visualizar nuestro norte, es por nuestra meta que debemos seguir adelante, rendirse nunca y quedarse de brazos cruzados jamás, porque es con constancia que se logran las metas trazadas, así me convertí en ingeniero de la vida, en creador de historias, en empresario, hoy en apasionado por las letras, por compartir con las personas que me leen y en llevar un mensaje de esperanza.

La vida nos llevara a momentos difíciles y nos llevara a ver de qué estamos hechos, sé que son momentos duros, pero no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo soporte, todo es cuestión de decisión y yo decidí salir adelante innovar, aprender y ser feliz, si no lo logras te queda lo vivido la experiencia, tratando siempre de dar lo mejor de sí, por lo menos quedarás conforme con que lo intentaste, es mejor al pensamiento de que hubiera pasado si yo hubiera hecho esto o lo otro debemos decidir trabajar y esforzarnos por conseguir la felicidad y la paz todos los días.