El Ser humano es capaz de realizar las mayores hazañas, y al mismo tiempo, hundirse en la desesperación el desaliento o el desánimo.
3 Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.
4 Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres (1 Reyes 19:3-4)
Elías, lleno del Espíritu Santo, había sido protagonista de un acto singular; a su voz, el fuego de Dios había consumido el holocausto que había preparado para el Señor.
Si, fuego del cielo mostrando la grandeza del único Dios.
Elías lo pudo hacer, porque tenía la verdad: Dios es único. Por el contrario, 450 profetas de Baal NO habían podido hacerlo
Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase. (1 Reyes 18:29)
Elías tenía la verdad. Había podido constatar la grandeza de Dios, su omnipotencia. Sin embargo, ante la amenaza de Jezabel se escondió en una cueva cuando se sintió amenazado.
8 Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.
9 Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?(1 Reyes 19:8-9).
Si tenemos la verdad, ¿Por qué nos escondemos del Señor?
Dios nos llama una y otra vez. Sal afuera.
Dios nos escogió. Colocó su Espíritu en nuestro corazón.
El Señor nos eligió para que por y con nuestro testimonio su nombre fuera glorificado entre todas las naciones. Te otorga su luz para que ilumines donde vayas.
Lámpara es a mis pies tu palabra,
Y lumbrera a mi camino (Salmo 119:105).
Allí en tu cueva, ¿iluminas a alguien? Sal afuera.