Cuando andar adelante es la única opción.

Despertar por la mañana se hace pesadamente inevitable. Acostarse por la noche se convierte en una breve bendición. Las horas cuentan a partir de una alarma que no se puede posponer, y de allí en adelante, empiezan a correr sin parar.

Nada se detiene.

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Las personas van y vienen; las despedidas son cortas y las bienvenidas se notan apenas. Las horas vuelan, pero no tanto como los días, que desaparecen uno detrás del otro; en silencio, mientras cada segundo de trabajo se hace en cambio interminable. Porque cuando andar adelante es la única opción, toca trabajar, toca decir que sí a todo. Sí a lo fácil, sí a lo difícil. Cada momento libre es preciado.

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La cabeza está llena de cosas. Cosas por hacer, cosas hechas y una fiesta de sueños que esperan volverse realidad alguna vez. Porque la unica realidad parece ser la monotonía. Aquella que devora cada uno de los días que pasan. Comienzas a extrañar, comienzas a divagar, mientras estás rodeado de nuevas caras, nuevos aires, nuevas energías. Escuchar ciertas voces reconforta, mientras otras te exasperan.

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No hay tiempo para llorar. No delante de los otros. Cuando andar adelante es la única opción las lágrimas apenas alcanzan a empapar los pómulos. Porque debes mostrarte sonriente siempre. Pase lo que pase. Incluso bajo la lluvia, o cuando el sol quema tan fuerte como una herida de un sartén caliente. Todo parece ir exageradamente rápido a los pies de un rumbo indescifrable.

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Hoy estás aquí, quién sabe dónde estarás dentro de un año, un mes, un día, una hora. Solo puedes limitarte a hacer una cosa: actuar a tu manera cuando lo consideres necesario, mientras dejas las cosas fluir a su ritmo perfecto. Alza la cabeza y confía en cada parte del proceso. Porque todo esto es lo que ocurre, cuando andar adelante es la única opción.

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Gracias por leerme. Espero mis palabras puedan llegar al corazón de quien las necesite.