Los miembros de la realeza tienen fama de severos e inflexibles, y de tener una concepción bastante conservadora de cómo debería ser la sociedad a su alrededor. Sin embargo, en la ceremonia de la semana pasada pudimos observar por parte de la corona británica importantes señales de buscar adaptarse a unos estándares modernos de lo que la sociedad inglesa - y una parte importante del mundo- entiende como la "realidad".
Estos vientos de cambio aparecen en momentos donde la xenofobia, el racismo y los discursos de odio ganan fuerza alrededor del planeta. Una consecuencia de esto, es la decisión (hecha a través del voto directo y universal) de romper con los tratados de cooperación entre Gran Bretaña y la Unión Europea, aislando al imperio de sus vecinos más cercanos en una época donde la mayoría de los países del mundo buscan cada vez más una mayor y mejor conexión internacional.
Uno de los roles más importantes de la corona en la sociedad británica, ha sido el de históricamente servir de guía en momentos difíciles. Durante la segunda guerra mundial, cuando Londres sufría de bombardeos diarios, la gente temía una inminente invasión alemana. Es en este momento tan difícil para el pueblo inglés, cuando los muros de la ciudad fueron llenados de los ahora famosos carteles que llevaban la imagen de la corona junto con un simple pero poderoso mensaje:
En español: Mantén la calma y continúa. Fuente
Dando un ejemplo de estoicismo frente a las dificultades de la guerra, la familia, que pudo haber huido para resguardarse, no lo hizo. De esta manera, le hizo saber a su pueblo que la única manera de salir victoriosos de esta encrucijada era sobreponiéndose al miedo y haciendo cada quién el trabajo que le tocaba realizar, sin importar lo que pasara.
El resto, es historia.
Últimamente, los ingleses caminan por una delgada linea entre el fanatismo y el odio contra quienes consideran diferentes. La corona pareciera estar consciente del peligro que representa no hacerle frente a este tipo de comportamiento, y está lista nuevamente para guiar con el ejemplo.
La boda del príncipe Harry y Meghan Markle fue la ocasión perfecta para transmitir un mensaje positivo de inclusión a los habitantes de la Gran Bretaña y, por qué no, a toda la gente que viera la boda alrededor del mundo. Aquí se presentan algunas de esas señales que puedes o no haber visto esa mañana de sábado:
La Novia
Apartemos de una vez lo obvio. Cuando pensamos en alguien que se va a casar con uno de los hijos del próximo Rey de Inglaterra, Meghan Markle no entra ni siquiera en el top 10. Y no es que ella sea una mala persona o algo así, pero es que, por lo menos en el papel, para llenar una posición tan alta en la monarquía, se tiene que tener... pedigrí, por decirlo de alguna manera. Por lo menos hasta el día de la boda, ella no era si no una estadounidense que no tenia parentesco con ninguna familia noble inglesa. Partiendo de ese entendido, los factores para no pensar en ella como una opción natural hacen larga una lista que motivó a que la corona rompiera -o simplemente ignorara- una que otra regla en la guía de casamientos reales.
Por ejemplo, cuando ella y Harry se conocieron, ella era una actriz que ya se había casado y divorciado de otro actor y productor. Si estuviésemos en el siglo pasado, hubiese sido impensable e imposible que ella fuese siquiera la novia de un príncipe. Pero lo que realmente hizo que las quijadas de mucho cayeran, fue el hecho de que ella es de raza mestiza, pprovocando que una parte de la sociedad británica se indignara, dando por sentado que no fuese digna de ostentar el título de Duquesa de Sussex y convirtiéndola en el blanco de comentarios racistas y difamatorios en la prensa amarillista. A consecuencia de esto, la familia real salió en su defensa, y el secretario de comunicaciones del Príncipe Harry emitió un comunicado exhortando a que el acoso y la difamación hacia ella cesaran de inmediato.
Ya eres parte de la familia
A medio camino hacia el altar, a la novia la esperaba nada más y nada menos que el mismísimo Príncipe Carlos, para acompañarla hasta el encuentro con el novio. Hasta lo que se tiene entendido, Carlos no tenía por qué llevarla hasta el altar, así que esto pudiese interpretarse como una manera de asumirla como parte de la familia, incluso antes de la boda. y es que al parecer, los encantos de Meghan también surtieron efecto en la abuela de Harry: La Reina Isabel, en su tradición propia de romper las reglas, insistió que escogiera una de las tiaras reales para llevarla en el día de la ceremonia, algo para nada acostumbrado en estas ocasiones.
Ya que hablamos de la reina, también llamó la atención que el color de su vestido vestido fuera bastante similar al que llevaba Doria Ragland, la madre de Meghan. Tal vez esto fue una coincidencia, pero pudiera verse como una muestra de igualdad entre las figuras maternas más cercanas a la pareja...al menos por ese día.
Ceremonia concelebrada
Una de las cosas que la nueva Duquesa de Sussex debe dejar atrás junto a su vida como plebeya, es su religión. Esto se debe a que cuando alguien se casa con un miembro de la familia real, es requerido por ley que adopte o que practique ya el cristianismo bajo la Iglesia de protestante de Inglaterra. A pesar de este detalle, la ceremonia fue concelebrada entre el Arsobispo de Canterbury y el Obispo Episcopal estadounidense, Michael Curry. Este último, es el primer afroamericano en recibir tan alto nivel en la iglesia cristiana episcopal.
Durante la ceremonia, Curry ofreció un sermón que pudo haberse percibido como largo y poco ortodoxo para este tipo de eventos reales en los que reina el pragmatismo: el obispo citó incluso a Martin Luther King Jr. en lo que fue un emotivo análisis sobre una de las lecturas donde se hablaba del amor como una fuerza imparable y de cómo este debía ser la motivación para los actos de la humanidad. Este tipo de homilías no es lo que se acostumbra en la Capilla de San Jorge, por lo que hace ver la importancia de las tradiciones y creencias religiosas de los lados de la unión, sin que ninguno se imponga forzosamente sobre el otro. Además, es una muestra del respeto y la tolerancia religiosa entre las dos corrientes religiosas, demostrando de esta manera que la coexistencia pacífica es algo que puede alcanzarse, incluso cuando la tradición dice lo contrario.
Otro signo de tolerancia religiosa, fueron los cantos de gozo típicos del Medio Oriente que se escucharon cuando la novia estaba por entrar a la capilla, y que también se escucharon cuando la pareja de recién casados salió a saludar a la gente que se encontraba en los alrededores. Esto fue un mensaje fuerte y claro a la comunidad árabe en el Reino Unido, a quienes de esta manera se les quería remarcar "eres pare te este día de gozo nacional. Tú formas parte del pueblo de Gran Bretaña".
El Gospel
Hablando de integración cultural, un coro de canto gospel llamado The Kingdom Choir, fue una de los aspectos más llamativos durante la ceremonia. Justo después del sermón del Obispo, interpretaron un emotivo arreglo del clásico de Ben E. King "Stand by me". Este gesto, junto a los últimos que nombramos, habla del deseo de la pareja de que sus culturas no se impongan una sobre sí, sino que se asimilen y se sostengan mutuamente.
Al final de la ceremonia, el coro despidió a los novios cantando "Let it Shine", tema que casualmente fue interpretado años atrás para la reina en una visita oficial a los Estados Unidos.
Catapulta real
El nombre de Sheku Kanneh-Mason tal vez no haya estado en la mente de la mayoría antes de la boda, pero definitivamente lo estará ahora: él es el chelista que la pareja escogió para tocar durante la ceremonia y en la recepción. Sus orígenes son bastante humildes, ya que viene de una numerosa familia en la cual sus padres invirtierían el dinero que ganaran en la educación musical de él y de sus hermanos. A fin de cuenta, los sacrificios rindieron frutos: la dedicación y virtuosismo de Sheku lo llevaron a ganar el galardón de Músico Joven del Año de la BBC, convirtiéndose en el primer artista de color en ganarlo desde que comenzó a otorgarse hace más de 38 años.
Pero si bien ganar un premio como el de la BBC pudo haberle dado cierto impulso a su carrera, tocar el una boda real definitivamente lo ha catapultado otro nivel: desde la presentación de ese sábado, su album se unicó en el número 11 de la lista de más vendidos del Reino Unido, lo que lo hace el chelista que más alto ha llegado en la historia del país.
PríncipePapá Carlos
Durante muchos años, el Príncipe Carlos ha sido duramente criticado por su supuesta personalidad egoísta, fría en insensible. Esto se debe en especial a su trato a la Princesa Diana mientras estaban casados y por supuestamente no prestarle la atención que sus hijos necesitaban luego de la muerte de su madre.
Pero si todo esto que se dice sobre el es cierto, entonces el que vimos en la boda es un Principe Carlos distinto. Además de llevar la novia hasta el altar, también mostró otros gestos que indican un cambio de actitud en cuanto a cómo se relaciona con el resto de la gente. Al momento de la firma de los papeles de la certificación de la unión, Carlos le ofreció la mano a la madre de Meghan al momento de pasar a su lado, y por un momento caminaron tomados de manos. Al terminar la ceremonia, pudimos verlos nuevamente juntos, esta vez él guiándola con el brazo al salir de la capilla. Es importante destacar lo poco común que es ver a un miembro de la familia real buscar establecer contacto físico con personas que no fuesen de su propia familia. Carlos, con este gesto pareciera hacer ver que asume también , a partir de ese momento, que la suegra de Harry forma parte del círculo familiar.
Pero definitivamente una de las muestras de apertura más significativas del príncipe, fue el hecho de que durante los preparativos de la ceremonia, la elección del coro gospel fue su sugerencia. Carlos es conocido por ser un melómano, y esta fue su manera de hacer ver que, más allá de todo protocolo, quería involucrarse en los pormenores de la celebración como un padre afectuoso en este día tan importante para su hijo menor, con el que se sabe que no ha tenido la mejor de las relaciones.
Definitivamente, la corona buscó que esta boda real estableciera tendencias que fuesen más allá de la moda y de la planificación de ceremonias matrimoniales. El mensaje de inclusión social y tolerancia que como guías de la sociedad en momentos difíciles fue fuerte y claro.
A partir de ahora, solo la historia nos dirá si ese mensaje fue recibido y cumplió su propósito.
Fuentes
(https://www.townandcountrymag.com/society/tradition/a20914182/prince-charles-stand-by-me-royal-wedding-performance/)
(http://time.com/money/5252291/meet-the-19-year-old-cellist-who-just-got-booked-to-play-the-royal-wedding/ )
(https://www.royal.uk/statement-communications-secretary-prince-harry)
Yo creo que tengo la mente demasiado contaminada por la experiencia de manipulación de información que arrastras después de vivir tantos años en socialismo, por eso nada de esa supuesta inclusión me parece algo más que una estrategia de la corona para evitar escándalos o acusaciones de ser ortodoxos.
A mi lo que realmente me preocupa más que el vestido de novia, es que Meghan se presenta como una defensora de los derechos de las mujeres y no sé qué tanto puede lograr sentada en las piernas de la monarquía que controla todo lo que dice, hace, viste y calza, no sé si entiendas mi punto de que me parece que no podrá ir más allá de crear fundaciones que alimenten y eduquen niñas y adolescentes. No concibo su lucha cuando está en una posición donde los roles de la mujer están tan pero tan controlados y cuando ni siquiera podrá seguir ejerciendo su propia carrera, sólo trabajar duro en el papel "de la esposa de..." aunque le digan duquesa y tal.
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Es que por eso justamente me llamó la atención a mí. Todo apunta a que es parte "no queremos otro escándalo" y parte de decir "hay un problema y hay que guiar a la plebe" . Si bien la reina se ha visto envuelta en escándalos por la rigidez de la corona, también ha sido artífice de muchas de las decisiones que han llevado a acercar la realeza a la gente común.
Creo que al final muestra la capacidad de aprender de los errores. Y, a mi parecer, con esta boda, lo hicieron bien.
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