Crónicas memorables: incidentes del antaño junto a reflexiones pasadas.

in spanish •  7 years ago  (edited)

Apogeo del olvido

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A los recuerdos, almas taciturnas del pasado que no quieren dejar nuestro lado; persiguiendo con cadenas a el desdichado, y es que siempre me pregunto ¿hay dicha en recordar aquél pasado? porque mirar las virutas de esos momentos solo traen un sabor amargo. ¡Por más dulce que fuera el antaño, ahora no es mas que un fuerte trago en la taberna de un fantasma! Tanto así que quema los sesos mediante su paso, desgarrando traqueas como si su afición fuese denigrar los retratos, esos rostros de oleo que se pintaron hace años, se encuentran reducidos a las cenizas de un ser enamorado. Parece locura que un pensar te transporte al daño, cerrar los ojos para sentir la piel carcomida por las penurias de una obsesión que fue fuente de ojeras y desesperación, todo por ti raquítico ángel de ojos vendados que te negaste a ver la belleza a tu al rededor. Solo te dedicaste a usarme, por más que lo negaras, sabes que te gustaba jugar con el bienestar de este pobre joven. De madera no fui ni lo soy, a flor de piel sentía tus cargas que no te importó poner sobre mí dejándome el peso de cosas que no podía soportar, como un niño cuidando a un adulto sin idea de qué poder hacer para remediarlo. Hasta que un día me harté y te grité muchas verdades, ser incomprensible que tanto me importaste ahora te desvaneces de mis plegarias, pereces ante este perro fiel que se llenó de espuma rabiosa. Al darte cuenta de que no tenías el control, con vehemencia volaste sin rumbo, amenazando de que ciega chocarías ... Y vaya que lo hiciste Así de grande fue el golpe que rompiste tus hermosas alas, sangrando una vida entera durante el segundo inesperado, tanto que el miedo te devolvió la urna que a la que sin rechistar volviste. Es muy tarde para vivir en un presente, ya no podrás volver alzar al cielo ni tomar el mundo de nuevo, descendiste al abismo del olvido por tus propias manos.

Apogeo del remordimiento

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Aunque no todo recordar es desamparo; antes de la partida momentos afables acompañaron, hubo tiempos donde la madre aún no danzaba con el diablo. Quizás por eso ahora retornas con el rabo entre las piernas, te habrás mareado de tantos años dando vueltas bailando. Recuerdo cuando te perdiste en el parque, donde a mí llegaste pisando hojas secas -ya naranjas- de lo mucho que estuvieron en el árbol, al menos ellas tuvieron tus pies y no solo tus vestigios. Nos parecemos un poco ¿no crees? como aquellas hojas, que estaban unidas a la madera pero decidieron irse a otro lado, probablemente se arrepientan y quieran volver pero subir contra la gravedad es imposible ya a estas alturas, solo con ayuda podrías recoger sus pedazos y armarlas de nuevo en el lugar añorado, ayudar al desamparado es la satisfacción del inafortunado. Una vez me dijiste que te gustaba cocinar pero creo que lo que más te gustaba era sonreír con la boca llena de comida; como la salsa del espagueti que botaste por todos lados, manchando mis blancas prendas que nunca debí haber lavado. Al rememorar esos momentos debo admitir que hago lo mismo que tú, sonreír pues son grotescas y hermosas escenas que viven en mi memoria, para nunca abandonar mi mente, así como los rayos amarillos que inundaban un ambiente insano. Esos días, donde el esbozo de un sentimiento tan delicado como lo era reír estando unidos podía cambiar todo. Por eso me parece increíble como un llanto ahogado apagó el sol que se encontraba en tus brazos, saciando a la luna que dormitaba encandilada. Permitiste a los coyotes aprovechar la hora para salir y desgarrar carnes que no les pertenecían, ustedes crearon una selva en donde no debían. Ya sabes lo mucho que duele no tener compañía cuando la necesitas, debiste haberlo pensado antes de dar aquél desfachatado paso y largarte. Creía que trasplantar el corazón podría ser la solución, sin embargo el destino no lo quiso y si él no lo quiere no hay nada que hacer, solo evitar correr de la esperanza. Pero no estoy aquí para criticar ni ser un mártir, vine para recordar los instantes antes del arrepentimiento, momentos en mis sueños que tuve miles de veces para no odiar; pues no quiero un vago sentimiento oscureciendo mi interior. Prefiero pensar en cuando éramos felices y no lo sabíamos, corríamos entre pastizales sin pensar en los obstáculos invisibles. Suelo recordarlos porque me gusta ver el rostro de la inocencia antes de que desaparezca, dejando esperanzas residuales.

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FUENTE

Estos son unos escritos que realicé hace un tiempo, pero que no había terminado de acomodar. Realmente son importantes para mí, los hice en momentos no muy agradables de mi vida así que prácticamente plasmé la realidad que estaba viviendo. Por eso estaba un tanto dudoso de compartirlo acá en una red social, al ser algo tan íntimo se me hacía incómodo el que todos pudieran verlo, pero sinceramente creo que al mismo tiempo es bastante agradable que la gente me lea y aprecie lo que hago. Espero que les guste.

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