Así como lo lees, fuimos programados para el #fracaso, para que no tengamos éxito en la vida.

Esta programación no es culpa de nuestros padres o la persona que nos acompañó en nuestra niñez, esta programación para el fracaso viene de muchas generaciones pasadas. Nuestros padres y abuelos solo siguieron con la programación que ellos recibieron, nos la pasaron a nosotros y así mismo la pasaremos a nuestros hijos si no hacemos algún cambio en esa programación.

Cada momento que queremos intentar algo nuevo y completamente fuera de nuestros límites conocidos se activa esa programación y lo primero que llega a nuestra mente es que vamos a fracasar, que es muy difícil y que no estamos aún preparados.

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Nuestros principales sistemas de educación se encargan de reafirmar esta programación en el transcurso de nuestra juventud; ¿Recuerdas ese miedo que sentías cuando la maestra decía tu nombre en el salón de clases para hacerte una pregunta?..... No importaba si la pregunta era ¿El color es el pizarrón o la pizarra?, casi siempre la programación se activaba y lo primero que pensamos es que vamos a decir la respuesta incorrecta.

Llegamos a nuestra vida adulta siendo unos especialistas en evitar el fracaso, manteniendo una vida llena de rutinas dentro de un mundo conocido y en un ambiente controlado.

Tenemos tan arraigada esta programación en nuestro cerebro que en un punto de nuestra vida adulta decidimos que vamos a realizar los menores cambios necesarios y los que sean extremadamente seguros para no tener que lidiar con el fracaso.

Suena algo extraño pero es cierto, en un punto de nuestra vida pretendemos que somos felices y no necesitamos intentar nada más, solo para evitar el “muy” posible fracaso y por ende el “te lo dije” en nuestro subconsciente.

Pero no siempre fue asi...

¿Qué paso con ese espíritu aventurero de cuando éramos niños? Cuando empezamos a caminar siempre seguíamos intentando sin importar las veces que nos caíamos…. ¿Cuándo empezamos a andar en bicicleta, patines o patineta? Eso no fue algo fácil — Aun tengo las marcas en mis rodillas producto de mis días en patineta jajaja — pero aprendimos y pasamos horas jugando.

En esos años donde las aventuras eran algo cotidiano en nuestras vidas, el fracaso no era algo dañino, nunca lo vimos como la razón para no intentar algo nuevo; al contrario en muchas ocasiones el fracaso no ayudo a manejar bicicleta sin manos más rápido, a saltar con los patines o patineta en el parque, etc.

Entonces, ¿Qué paso? ¿Por qué ahora el fracaso acosa nuestras vidas sin descanso y nos mantiene atado a rutinas aburridas?

Fuimos programados para eso, para sentir vergüenza por cada intento fallido, para recordar por los próximos 10, 15 o 20 años lo mal que no sentimos cuando fracasamos ayer.

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¿Quién es el culpable de nuestra desgracia?

Buscar quién tuvo la #culpa es concentrar nuestra energía en cosas del pasado. Mejor usemos las palabras de Pablo Neruda:

“No culpes a nadie, no te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tu haz hecho tu vida”.

Lo más importante es saber cómo podemos cambiar esa programación al fracaso para que volvamos a tener las ganas de intentar nuevos retos y trazarnos nuevas metas día tras día.

Esta programación la podemos mejorar de manera que nos ayude a ser exitosos y no perderle el gusto a la vida, a estar vivos, a vivir nuevas experiencias a pesar de que existe la posibilidad de que fallemos en el primer intento.

Tenemos que enfocarnos en la idea de estas frases:

“El fracaso es solo una oportunidad de saber que debemos tener más herramientas antes de volver a intentarlo”.

“El fracaso es la oportunidad de detenernos por 1 minuto y analizar que algo nos falta para alcanzar esa meta que nos trazamos”

Cuando un niño está jugando con sus amigos en el parque y pierde una carrera, él no se va a sentar triste pensando que no debió intentarlo y que jamás lo hará otra vez. Ese niño por supuesto que quiere ser un ganador y lo va a intentar una y 10 veces más.

El fracasar nos ayuda a descubrir nuestro verdadero potencial y donde debemos colocar todas nuestras energías para ser exitosos. Fracasar y no detenerse a pensar en cuales fueron las razones por la que no tuvimos éxito es malgastar nuestras energías; fracasar y no obtener ningún aprendizaje de ello, ese es el verdadero problema.

La forma como lidiamos con el FRACASO es lo que debemos modificar en esa programación; porque fracasar no debe dar vergüenza, fracasar no debe quitarnos la motivación. Lo que debe ser inadmisible es el no intentarlo otra vez, el no aprender de ese intento fallido, levantarse y sacudirse las rodillas para después seguir adelante.

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El sistema establecido nos dice que hay que evitar de cualquier manera el fracaso, y si no tienes el éxito 99.99% asegurado mejor no pierdas tu tiempo intentándolo. Esa es la programación que ha estado en nuestra sociedad por generaciones, responsable que muchas vidas estén siendo vividas sin la alegría de alcanzar nuevas metas que requieren un esfuerzo extra.

Todas las personas de éxito tienen algo en común…

Todos son especialistas en el fracaso, lo han vivido muchas veces y han aprendido de esos intentos fallidos para estar cada vez más cerca del éxito.

Muchas veces pensamos que si tenemos un talento innato entonces el éxito es nuestro, pero esto no es así, el éxito es solo fruto del trabajo y la constancia. Hoy es el mejor momento para que tanto tú como yo, modifiquemos esa programación en nuestras mentes con respecto al fracaso.

Comencemos a vivir la vida con nuevos retos cada día, listos para ir en busca de nuestras metas y si conseguimos el fracaso momentáneo en el camino sabremos que es momento de buscar que nos está faltando (concentración, conocimiento, constancia, paciencia, humildad) para alcanzar el éxito.

No condicionamos nuestro éxito a eventos pasados o experiencias negativas, así siempre tendremos la fuerza de voluntad necesaria para sobrepasar los fracasos momentáneos y seguir adelante.

Muchas gracias por tomarte unos minutos en leer estas línea, una última pregunta ¿Conoces alguna otra buena idea para poner al fracaso a trabajar a tu favor?