Anteriormente...
Pasó la noche y amaneció. El humano salió más temprano de lo normal y le dejó comida de nuevo a Skipper. Éste se emocionó muchísimo, pues pensó "¡Esta vez tendremos más tiempo de hacer todo lo que hicimos ayer!". A los minutos, el muchacho se había cambiado de ropa y llevaba un bolso consigo. "Parece que hoy habrán aún más sorpresas en el paseo", pensó Skip, emocionado.
La reja fue abierta, pero ésta vez no sucedió lo mismo del día anterior...
Incomprensión. Ésto fue lo que invadió a Skip de pronto.
Ahora...
Fuente
Dejó al perro dentro. Esto le desconcertó demasiado. "¿Por qué se ha ido a pasear sin mi? ¿A dónde va?".
Skip se quedó mirando las rejas, esperando que el joven volviese. Sin embargo, no podía contenerse y dudar de si el humano regresaría. Su mente evocó, ligeramente, el día en que su madre abandonó el hueco donde vivía con él y nunca más volvió. La duda lo envolvió, casi en desesperación.
Mientras pasaban más los minutos sin que el humano estuviese de vuelta, Skipper tenía mayor ansiedad y miedo. Incluso repasó mentalmente todas aquellas reglas para tratar a los humanos, ¡y Skipper no recordaba haberle ladrado nunca!
"Excepto cuando jugábamos, pero eso era diferente... Oh no, ¿entendía él que era diferente?".
La ansiedad lo inundó, la frustración se hizo una con él. "Ha de ser eso... Pensó que le estaba ladrando de mala forma". Skipper lloraba. Después de tanto tiempo repasando una y otra vez las leyes de trato a los humanos, aquellas que le enseñaron sus hermanos mayores, había fallado por descuido con el humano más importante con el que se había cruzado.
Ladró. Ladró para desahogarse. Había dañado todo y el humano ya no sería bueno con él. Otros humanos pasaban cerca de la casa y Skipper les rogaba que buscaran al joven. A veces, llevado por la desesperación, puede que les haya gritado. Pero todo era en vano... Los humanos carecen de comprensión, incluso entre ellos mismos. Así que, ¿qué podía esperar de ellos un simple perro? Todo lo que oían era ladridos molestos.
Intentó de todo para aliviar su ansiedad. Y si, quizás haya roto una que otra planta...
Ponte en sus patas... Skipper no la estaba pasando nada bien.
Eventualmente se rindió y decidió esperar su lamentable destino. Volvería a las calles, volvería al mundo donde los perros solo eran un estorbo. Volvería a lo que había sido toda su vida desde que su familia lo había dejado. "¿Qué más da? Al menos estos días fueron divertidos". Pensaba Skip.
Había caído la noche y Skipper estaba dormido, hasta que un sonido lo despertó. No podía creer que fuese realmente ese sonido... "Ha llegado por fin". Esuchó la reja cerrarse y, con algo de temor, Skipper salió de su refugio improvisado y caminó hasta el joven, cabeza abajo y orejas caídas. Era un culpable esperando su sentencia.
El joven lo vio y se acercó a él, se agachó hasta el nivel del perro, levantó su cabeza y...
Skipper no podía creerlo. Tardó un poco en reaccionar al estímulo, hasta que comenzó a jadear y se fue encima del joven. "¡Todo está bien! ¡Me ha perdonado" Pensaba Skip. Su felicidad nunca había sido tan inminente. El humano se quedó un rato jugueteando con él, hasta que se fue a dormir. Skipper creía haber tenido suerte de encontrarse con un humano que lo hubiese querido a pesar de sus errores, se sentía feliz de haber sido perdonado.
La cuestión es... Que nada de lo que Skipper pensaba había sucedido realmente. El joven humano, al salir en la mañana, se había ido a la universidad para atender a sus clases y posteriormente a su trabajo. Obviamente no podía llevarse a su perro a estos lugares.
Claro que Skipper no entendía nada de esto, y estaba destinado a sufrir lo mismo una y otra vez. Porque aún acostumbrándose a ver al humano irse sin él, nunca le gustaría la idea, a pesar de que una parte de él ya sabía que en determinado tiempo el humano estaría de vuelta.
A veces nosotros mismos pasamos por estas situaciones con personas que queremos. Así que... Tengamos comprensión con nuestras mascotas.
¡Hey! Bueno, acá está la tercera parte de un cuento que nació de una madrugada reflexiva. La historia tiene dos propósitos principales. Uno de ellos es dar un poco de insight a lo que sienten nuestros pequeños amigos caninos, basándome en lo que he podido observar y leer :) El segundo propósito... Es reflexionar en la situación de Skipper. Porque a veces podemos desesperarnos cuando conocemos a alguien con quien nos gusta mucho estar o hablar. A veces es difícil esperar al siguiente día para verles, a veces... Yo soy Skipper.
Seguramente han notado que no todos los perritos de las imágenes son iguales. Sin embargo, no me importó para utilizarlos. ¡Pues son muchísimos los perros que viven a sus propias expensas en la calle! Así que, Skip puede ser cualquiera de ellos.
Gracias a #Mosqueteros por ser una comunidad asombrosamente genial con gente tan agradable, y a #Cervantes por impulsar la buena calidad de contenido. ¡Y a ti por quedarte hasta el final!
Segunda parte de la historia: Hola, soy Skipper | Cuento Parte II
Holaaa Heroooldd!! Que buen final, y es verdad, en algún momento somos skipper. Imaginando miles de cosas por no recibir una respuesta y al final no era lo que pensábamos jaja
Saludos!!! :D
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