Es increible como la mente va acumulando todo lo percibido por los sentidos al tener contacto con el medio externo, a veces creemos que algo no está allí y de pronto se nos activa algún pensamiento. Lo cierto es que reconstruimos de manera asombrosa muchos momentos, personas, sentimientos, lugares, vivencias, que están en nuestra memoria, dando lugar a recuerdos que generan algún sentimiento interno.

Los recuerdos pueden generar cualquier tipo de emoción, y mientras más intenso es, más complicado poder salir de el, si es placentero no veremos problema, lo difícil está cuando el recuerdo no es tan agradable y nos crea angustia. De cualquier modo, lo cierto es que no paramos de recordar cosas, algunas pasan desapercibidas, y otras que nos han marcado, nos torturan, construyendo sombras, sombras que muchas veces aprendemos a vivir con ellas y las sobrellevamos, hasta que la aprendemos a querer.

En el presente, lo más saludable es buscar conciliarnos con nuestro pasado y no permanecer sumergido en la ebullición constante de la mente. No debemos dejar que nuestra mente nos domine y haga estragos que se reflejen en nuestras rutinas. Atender los pensamientos puede que nos ayude al autoconocimiento, pero no dejar consumirnos por ellos.

Agradecido que hayas leido mis palabras. Espero te hayan gustado... un cartel poético más, de los presentados en mis funerales oxidados.