¡Un saludo cordial para todos! Después de casi un mes de ausencia por algunos problemitas técnicos con mi conexión de internet, me alegra mucho estar de vuelta...

A través de este artículo daré inicio a una serie de publicaciones inspiradas en hechos y personajes de la historia que han dejado un legado de enseñanzas importantes a la humanidad, y que sin duda poseen características dignas de ser recordadas y hasta tomadas en cuenta por ser ejemplos de vida. Espero que me acompañes hasta el final de este post y disfrutes junto a mí la lectura de estas líneas.

Un hombre llamado José (Recordando brevemente parte de su historia)

La historia de este personaje cuyo apellido se omite, la encontrarás en el primer libro de Las Sagradas Escrituras. Su nacimiento data antes de Cristo, antes de que Israel fuera constituida como nación, en realidad, a través de la generación a la que pertenecía José, inicia el denominado pueblo de Israel.

Si alguien fue victima de diversas injusticias, ese fue José, uno de los doce hijos de Jacob (Patriarca de Israel).

Su padre siempre mostró especial afecto por él, razón por la cual despertó la envidia y rechazo de sus hermanos. De hecho, tanto fue el odio que sintieron sus hermanos por él, que un día mientras lo veían a lo lejos viniendo hacia ellos, planearon asesinarlo, sin embargo decidieron mejor venderlo a una caravana ismaelita que pasaba por allí en dirección a Egipto, y finalmente le dijeron a su padre que fue devorado por animales salvajes. José tenía 17 años aproximadamente cuando fue llevado a territorio egipcio.

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¡Imagínate la escena! Un jovencito viendo a sus propios hermanos confabularse en su contra, escuchar como decían –Es cierto, nada ganamos con matarlo ¡Mejor vamos a venderlo!-, siendo testigo de cómo recibían veinte monedas de plata mientras se libraban de él ¡Una escena que sin duda es difícil de olvidar!

Al llegar a Egipto, fue vendido como esclavo a Potifar, un funcionario de Faraón del cual José no tardó mucho en ganarse la confianza, pues se distinguía por ser un extraordinario empleado. Sin embargo, a pesar de lo bien que parecía marchar todo, la esposa de Potifar fijó sus ojos en él, dando inicio a una serie de acosos que finalmente lo enviaron a la cárcel, pues esta mujer al verse rechazada por José, se llenó de ira e inventó que este intentó abusar de ella.

Después de haber sido encerrado en la cárcel injustamente y pasar varios años allí, la historia de José tomó un rumbo inesperado, ya que Dios lo usó para interpretar un sueño de Faraón, razón por la cual al poco tiempo se convirtió en el gobernador de las provincias egipcias, por lo que este se encargó de administrar el alimento en Egipto en un tiempo de gran hambruna en la tierra.

Dicho acontecimiento le permitió a José reencontrarse con sus hermanos, quienes llegaron a Egipto en busca de alimentos. Nuevamente ¡Imagínate la escena! Después de más de una década sin ver a aquellos muchachos que un día quisieron matarlo y que luego lo vendieron, los tiene en frente, con evidente y profunda necesidad de su ayuda. Esta sin duda pudo haber sido una excelente oportunidad para vengarse, sin embargo, esa no fue su intención.

Luego de una serie de eventos José decide develar su identidad a sus hermanos (quienes no lo reconocían ya que este usaba ropa egipcia y había madurado físicamente), declarando unas palabras a las que vale la pena prestar atención, pues nos llevan a entender la soberanía de Dios ante todo acontecimiento. Este dijo:

“Soy José, su hermano, a quienes ustedes vendieron como esclavo en Egipto. Pero no se inquieten ni se enojen contra ustedes mismos por haberme vendido. Fue Dios quien me envió a este lugar antes que ustedes a fin de preservarles la vida…
Dios me hizo llegar antes que ustedes para salvarles la vida ustedes y a sus familia, y preservar la vida de muchos más, por lo tanto fue Dios quien me envió a este lugar ¡Y no ustedes! Y fue él quien me hizo consejero de faraón, administrador de todo su palacio y gobernador de todo Egipto...” (Génesis 45: 4-5, 7-8) NTV.

Al finalizar sus palabras, la Biblia declara que José besó a cada uno de sus hermanos y lloró sobre ellos.

Para reflexionar

Este artículo muestra un resumen muy superficial de la vida de José. Si escudriñas el libro del Génesis desde el capítulo 37 hasta el 50, te darás cuenta de muchos detalles impactantes que distinguen a este personaje como un extraordinario hombre, cuyas características son simplemente dignas de ser exaltadas.

En primer lugar, luego que José fuese vendido por sus hermanos, en ningún texto de la Biblia se menciona algún tipo de queja, odio o resentimiento de parte de este personaje hacia sus hermanos o hacia sus experiencias de vida, aún cuando fue victima de muchas circunstancias injustas que lo llevaron a pasar una década en la cárcel. Por el contrario, José siempre se destacó en cada uno de los oficios que desempeñó, mostrando una intachable conducta y una genuina integridad. Tanto fue así, que luego de ser acosado por la mujer de Potifar, quien en una oportunidad lo agarró del manto y le ordenó acostarse con ella, este optó por salir corriendo.

Vale la pena preguntarnos ¿Cuántas veces hemos decidido correr antes de comprometer nuestra integridad, aún cuando las consecuencias puedan ir en contra nuestra?

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Por otro lado, José no vaciló en perdonar a sus hermanos, aun cuando sus detestables acciones lo llevaron a padecer terriblemente. Por el contrario, no solo los recibió en Egipto, sino que los ayudó a establecerse en un lugar con mejores condiciones de vida. En este sentido: ¿Te has preguntado alguna vez cuánto rencor eres capaz de albergar por las ofensas de otros? y más aún ¿Cuánto eres capaz de perdonar?

Por ultimo, José estuvo tan anclado a su fe, que no dudo por un instante en que cada experiencia de vida tuvo un propósito de parte de Dios, terminando agradecido por todo aquello vivido. Definitivamente ¡Un ejemplo de confianza en el cual debo meditar!

¿Y tú?

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¿Será tu vida y la mía dignas de ser compartidas?