Naces. Eres bella. Mueres.
¿Qué pasa en el intermedio?
Ser bella.
¿De qué sirve?
...

Fotografía perteneciente a mi serie "Apariencia"

Es increíble el momento en que te das cuenta que toda tu vida has sido amaestrada para cumplir un sólo objetivo: la belleza. Porque no hay a donde voltear para NO ver eso.

“Alguien” dibujó este destino para nosotras pero lo tenemos tan internalizado que nos convencemos de que es una convicción propia, no un lavado de cerebro sistemático por parte de ese “alguien” a quien le conviene que tengamos ese destino. ¿Por qué le conviene? porque genera muchísimo dinero, porque nos mantiene ocupadas y preocupadas en algo inverosímil y de esta forma nos mantiene al margen de logros más importantes.

Fotografía perteneciente a mi serie "Apariencia"

Siempre hay algo que mejorar:

-Más flaca
-Más alta
-Más rubia
-Más sedosa
-Más pestañas
-Más labios
-Más blanca
-Más tetas
-Más culo
-Más tiempo perdido en la infinita carrera del galgo que persigue la carnada inalcanzable.

Fotografía perteneciente a mi serie "Apariencia"

No se trata de SENTIRSE bella, se trata de SER bella pero COMO ELLOS DICEN, como ellos lo dibujaron. Si te sintieras bella no tendrías que gastar una fortuna en todos los productos que te venden, no serviría de nada. No es una búsqueda de autenticidad y valoración de la imagen propia, es una imposición para uniformarnos en nuestra propia carne.

Pasé 5 años luchando conmigo misma porque estaba gorda. Mi cuerpo funcionaba completamente bien, era una persona completamente sana, pero estaba gorda. Me sometí a un método de estafa donde te reducían por hipnosis el tamaño de tu estómago y te daban unos cds que escuchabas diariamente donde te decían que tenías que comer la mitad del plato que te ponían. Rebajé, fui todo un éxito con las amigas de mi mamá, mi familia, mis amigas y algunos hombres. “Esooooo, ¡tas flaca!” “Qué bella, qué flaca”. Y yo pasando hambre durante todo el día, fumando dos cajas de cigarro diarias para aguantar la ansiedad, siendo COMPLETAMENTE INFELIZ. Volví a subir de peso porque no aguanté más y me empecé a comer hasta las piedras del jardín y volví a someterme al mismo regimen porque los desgraciados sabían que era tan evidente la estafa que te ofrecían una segunda vuelta porsialasmoscas, porque obviamente eso era lo que iba que pasar, nadie reduce el tamaño de su estómago mediante hipnosis, lo que haces es PASAR HAMBRE. Hasta que un día, gracias a la maravilla de internet, conseguí comunidades de mujeres gordas que se querían a sí mismas como eran y pensé ¿por qué yo no?, hice un click con eso y tengo más de dos años sin pésarme en una balanza, porque me siento bien (no sólo por dentro y conmigo misma sino físicamente en la realidad de la salud mundial) y ya simplemente no me importa, porque si no me quisieron gorda y se burlaron de mí de nada me sirve relacionarme con gente que no se tomó la molestia de conocerme como la persona que soy sino que se limitaron a juzgarme por no cumplir estereotipos irreales de belleza. ¿Soy más feliz? sí, y como no controlo como una maniática todo lo que como, dejé de comer por ansiedad, y si me quiero comer una torta de chocolate triple criminal que me provocó no me voy a dar latigazos en la espalda por eso porque es un gusto, no un hábito que trata de compensar el hambre que me propicio durante todo el día.

Eso por ese lado…pero ustedes dirán: qué hipócrita, te maquillas, te pintas el pelo, te gustan los vestidos. SÍ, y ha sido difícil hacer comunión de esas actitudes con lo que pienso al respecto, pero hay algo clave en este asunto, estar consciente de la industria del acomplejamiento no me condena a ser un monje budista con el mismo hábito diario, es muy diferente querer expresar algo con la manera en que te ves a seguir patrones impuestos por algo ajeno a mi propia decisión. Me gustan los colores en mi cara, me gustan los vestidos en mi cuerpo, me gusta tener el cabello morado, también me gustan los tatuajes de mis brazos que hacen que la gente tenga prejuicios en mi contra y me gustan los pelos de mis axilas que le dan asco a la gente en el metro. Una cosa es tener un cuerpo, disfrutarlo, vivirlo, disfrazarlo, jugar con él y otra es vivir esclavizada a conseguir una imagen en ti que no eres tú.

El tiempo que ahorro sintiéndome bien conmigo misma y siendo feliz en mi propia piel en vez de fijarme como se ven las demás para parecerme a ellas lo uso para hacer cosas maravillosas, cantar, fotografiar, escribir, leer, pensar…Y no les voy a mentir, de vez en cuando caigo en complejos, por favor, soy humana, pero haber internalizado que esos complejos NO SON MÍOS me ayuda mucho más rápido a superarlos, continuando inmediatamente con mi vida.

Puede sonar simple, y hasta tonto, pero YO QUIERO SER YO.

¿Quien quieres ser tú?