Estas hojas verdes me hacen pensar en los días en que buscaba donde esconderme con una amiguita de la secundaria, parecía que nos poníamos de acuerdo si decir una palabra, solo movía las cejas y miraba hacia alguna esquina, yo la seguia y nos perdíamos por horas, recuerdo que al oir su voz, mi corazón se aceleraba, éramos muy felices en aquellos tiempos, hasta el día que enfermó y murió, mucho tiempo después todavía su mamá me decía hijo.
Recuerdo su piel blanca, recuerdo las pecas de su rostro y su cabello rojizo, y su hermosa carita.
Al ver este rincón me fui detrás del árbol, me senté en el suelo y pretendí que platicaba con ella una vez mas.
Descanza en paz amiga mía...