Cut up: el arte del recorte. Continuación.

¡Hola, Steemians! Soy yo de nuevo. La ideas llegan una tras otra y no me aguanto las ganas de publicar y en parte es porque tengo tiempo libre y no tengo nada más qué hacer.
Hoy continúo con el tema del Cut up. Los textos que seleccioné son historias que siempre me arrancan una sonrisa y me ponen de buen humor. Esta compilación reúne textos de personas que se obsesionan con temas de estudio y objetos curiosos hasta el punto de aislarse del resto de la humanidad.
Post Scriptum: admito que soy así y una vez que la obsesión empieza tarda mucho en acabar. A veces, la obsesión dura años.

He aquí mi Cut up:

No mostré a nadie mi tesoro. A la dicha de poseerlo se agregó el temor de que lo robaran, y después el recelo de que no fuera verdaderamente infnito. Esas dos inquietudes agravaron mi ya vieja misantropía. Me quedaban unos amigos, dejé de verlos. Prisionero del Libro, casi no me asomaba a la calle.

-¡Qué tontería es el amor!- se decía el estudiante a su regreso-. No es ni la mitad de útil que la Lógica, porque no puede probar nada, habla siempre de cosas que no sucederán, y hace creer a la gente cosas que no son ciertas. Realmente no es nada práctico, y en nuestra época todo estriba en ser práctico. Voy a volver a la Filosofía y al estudio de la Metafísica.

¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y el cielo. Muchas cosas oí en el infierno ¿Cómo puedo estar loco entonces?

Ese arriesgado cómputo nos retrae al problema fundamental: ¿Quiénes inventaron a Tlon? El plural es inevitable, porque la hipótesis de un solo inventor -de un infinito Leibniz obrando en la tiniebla y la modestia- ha sido descartada unánimemente. Se conjetura que este brave new world es obra de una sociedad secreta de astrónomos, de biólogos, de ingenieros, de metafísicos, de poetas, de químicos, de algebristas, de moralistas, de pintores, de geómetras... dirigidos por un oscuro hombre de genio.

Fuente

Los fragmentos fueron tomados de El libro de arena y Tlon, Uqbar, Orbis, Tertius de Jorge Luis Borges, El ruiseñor y la rosa de Oscar Wilde y El corazón delator de Edgar Allan Poe. Me parece llamativa la idea de un libro infinito de hojas que pueden contener cualquier cosa sobre cualquier tema. Durante meses me nubló la mente la idea de que algún país como el referido por Borges pudiese existir en alguna parte. Me gusta y me convence el punto final que le da Wilde a su relato puesto que de emociones como el amor no soy ducha y no quiero serlo y el personaje de Poe me encanta hasta el punto de leer sus líneas en voz alta por pura diversión.

Seguiré trayéndoles posts como este para seguir pasando el rato.
Gracias por leerme y espero que les haya gustado.