La Fatiga y La Nutrición.

La sensación de cansancio es algo normal que nos ocurre a todos en algún momento del día, quizás lo único que necesitamos es un buen momento de relajación para recargar bien nuestras baterías, aunque si este malestar se extiende por días o semanas y en vez de disminuir va aumentando, pudiera ser señal de que se padezca de fatiga.

Ahora bien, la fatiga es una enfermedad crónica que afecta la calidad de vida de las personas motivado a que cualquier esfuerzo que se efectúe, causa un cansancio extremo y/o dolor en el cuerpo, lo que repercute en el ámbito laboral y social.

Es causada principalmente por:

• El estrés

• El estilo de vida frenético

• Estar sometido a tratamientos como radioterapias o quimioterapias

• Trastornos de ansiedad, depresión o nerviosismo

• La pérdida de un ser querido

Aunado a estas causas y los hábitos cotidianos que pudieran estar causando esta situación, hay que prestar atención a la alimentación. Cuando faltan ciertos nutrientes es más difícil tener energía para afrontar la jornada.

             PAPEL DE LA ALIMENTACIÓN

Sin embargo, enfocaré este corto post desde el ámbito nutricional, y no farmacológico, ya que la medicina actual ya establece medicamentos específicos para este padecimiento cuando es de carácter crónico. Veámoslo en el ámbito de la alimentación, donde por cierto, existen por lo general muchos desbalances e informaciones erróneas.

Se mencionaron los hábitos cotidianos que pueden estar causando agotamiento físico y mental aunque además de estos, hay que indicar que la alimentación puede estar desempeñando un papel decisivo en el estado de salud general del individuo.

En líneas generales no se trata de una cuestión de cantidades, lo que representa un asunto cuantitativo, sino de la calidad de los alimentos que se ingieren (cualitativo). Los déficits de sustancias nutrientes y las calorías de muy baja calidad provocan variados problemas de salud, como por el ejemplo la depresión, la falta de energía y el cansancio.

A continuación mencionaré algunos de estos nutrientes, los cuales históricamente han tenido mayor incidencia sobre las enfermedades asociadas al cansancio extremo, además de la fatiga corporal y mental.

Vitamina C

Su principal beneficiario es el sistema inmunitario y se debe obtener de los alimentos porque el cuerpo no lo produce por sus propios medios.

Se obtiene de los frutos cítricos, tomates o pimientos, sirve para metabolizar las proteínas y que nuestros neurotransmisores funcionen de manera óptima. Su carencia puede provocar no sólo la fatiga, sino que además hacen aparición dolores en las articulaciones, edemas inflamatorios, encías sangrantes y las gripes atacan más fácilmente.

Vitamina D

Esta vitamina tiene la propiedad de realizar un balance regulatorio del calcio en el organismo, por lo tanto ayuda a mantener los huesos fuertes y aumentar el movimiento muscular. Por otra parte es un coadyuvante del sistema inmunológico, reduce la inflamación y evita el cansancio.

Se puede obtener del atún, salmón y otros pescados azules. Una recomendación muy clásica para la obtención adicional de esta vitamina es la exposición al sol durante 15 minutos diarios pues los rayos solares son un medio de activación de esta vitamina en el organismo.

Su deficiencia, además de estar relacionada con el debilitamiento de músculos y huesos, también se vincula con problemas del sueño y el cansancio cotidiano sin ser necesariamente fatiga crónica.

Hierro

Este es uno de los elementos más deficitarios en la alimentación de forma histórica. Según la Organización Mundial de la Salud, la falta de hierro es el principal problema nutricional de la población mundial.

Las manifestaciones más comunes de su deficiencia son la debilidad, la fatiga y un deficiente desarrollo cognitivo, que por lo general afectan el ámbito laboral y en los niños-adolescentes en su área escolar. Adicional a éstas, también genera desequilibrios en el sistema inmune y la temperatura corporal presenta afectaciones.

Este elemento de la naturaleza tiene un problema al consumirlo y es su facultad de ser absorbido. El hierro está presente en las carnes y en los productos de origen animal y de él se absorbe la cuarta parte; mientras que del hierro que contienen los vegetales, sólo se puede aprovechar el 10 por ciento. Trabajando junto a la vitamina C el organismo lo absorbe mejor.

Magnesio

Si existe una carencia excesiva de este mineral se experimentan náuseas, debilidad, adormecimiento de las extremidades y pérdida de apetito. Su déficit también ocasiona ritmos cardíacos anormales y contracciones musculares.

Este nutriente está presente en las legumbres, los frutos secos y los cereales integrales

Como conclusión se puede decir que la vida es un proceso dinámico y su mejor gestión se observa bajo una óptica equilibrada, tanto en alimentos como en hábitos y costumbres, pero recuerda que muchos factores como la zona geográfica, edad, clima, sexo y otros, pueden determinar qué tipo de alimentación necesita cada persona, así que no dejes de consultar a los profesionales de cada especialidad ni notas síntomas y cosas no deseadas en tu organismo.

Mucha vida para ti!!!

Fuente de las imágenes:

1. https://pixabay.com/es/emociones-fatiga-personas-trabajo-2180352/

2. https://pixabay.com/es/shish-kebab-brocheta-de-carne-417994/

3. https://pixabay.com/es/persona-cocina-mostrar-celebraci%C3%B3n-2248567/

Creado por Alex Díaz @humoalex