Divagancias - ¿Efímero o Perenne?

Las mejores historias del mundo, aún siendo puras y reales, tienen un período de duración; muchas son más cortas que el tiempo en el que se deshace un diente de león, otras son tan largas que trascienden más allá de la vida en este plano físico.

¿Mi historia? pues, no sé decir qué puede depararme, pero si puedo admitir que la puedo definir con una sola palabra:

SERENDIPIA (Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se busca algo totalmente distinto)

Así has llegado en cada momento clave con tu cara iluminada por la felicidad de ver la mía, me he sentado a pensar en un por qué, pero he ahí, no puedo definirlo.

No puedo definirte.

Simplemente tú estás cuando debes (e inclusive cuando no) recordándome que la vida no es tan injusta como yo suelo afirmar mientras un trago de ron comienza a hacerme perder la consciencia y me da ese grave ataque de sinceridad.

Suelo gritar demasiado, pero tú parecieras disfrutar ese ruido.

Así que ¿cómo podría definirte? ¿cómo podría llamarte? sencillamente no hay ningún término, o bueno, quizás hay uno; puede ser este:

INEFABLE (Algo tan increíble que no puede ser descrito con palabras)

Siento miedo por todo, pues eres de las pocas personas que verdaderamente me da miedo perder; poco a poco te has impregnado en mi, en mi alma como ese pequeño fragmento de felicidad que aún puedo utilizar como excusa y/o razón para sonreír.

Pero mi mayor incógnita es el saber si serás algo efímero en mi vida.

O si me podrías conceder el inmenso placer de ser perenne.

No quiero alarmarte o atosigarte con esto, el problema es, que con lo poco que verdaderamente quiero sentir en estos momentos, con lo desgastado que se encuentra la llama que me motiva a salir y decirle al mundo que no puede detenerme, que soy invencible...

Tú aún le das vida a un pequeño rincón de mi, sales e iluminas con una velita ese pequeño rincón.

Solo quisiera que te quedes.

Libre.

Tuya.

Abierta a sentir, a expresar, a volar.

Pero siempre, queriendo regresar a ese nido donde sabes que por muchos sitios que recorras y transites para descansar, no serán como este.

Porque este, desde que llegaste, puede ser considerado como tu hogar.

Donde podrás soñar, podrás destruir y armar una y otra vez, podrás explotar y llevarte todo a tu paso, podrás incluso cambiar el interior y rasgar el amoblado, las paredes, las cortinas.

Donde podrás desordenar todo y ponerlo "patas pa' arriba" pero aún así, siempre estará colgado en la puerta un letrero con tu nombre que siempre dirá:

"Bienvenida a casa".