Hacer por pasión.

Realmente no hay una actividad intrínsecamente buena o mala.

¿Cuando te invitan a jugar a algún deporte/juego, como el fútbol o remo, ciclismo, patines o tenis, lo aceptas por la idea de estar mejor físicamente, para bajar el colesterol o subir la presión sanguínea... o simplemente por divertirte?

Supongo que por lo segundo, en cuanto a mí, por lo segundo.

Pero veamos más de cerca la actividad ritual, repetida, vuelta hábito y...casi una doctrina personal.

Cuando hacemos algo que nos nace desde el plexo, desde el placer y el disfrute, es completo, renovador, sano y creativo, pero no hay escapatoria, no hay suficiente actividad para contrarrestar los efectos perniciosos de hacer una actividad, por el contrario, por miedo, por obediencia, presión social, miedo y necesidad de encajar en una estética, en una etiqueta, en un grupo, una emoción que va directamente en contra de nosotros/as mism@s. Esto es lo más importante a superar, incluso más que la figura y cualquier apariencia: apariencia, es decir, aquello que prescinde de nuestra corporalidad (movimiento), expresividad, emoción, carisma y que forma parte de estigmas sociales para juzgar a una persona únicamente por un aspecto sin importar su historia personal ni la sensibilidad que pueda demostrar. Es lo más importante porque una vez que nos aprendemos a amar, lo demás es mucho más fácil y comienza a ser cada actividad realmente efectiva.

La constitución humana holística, es un ser multidimensional: psíquico, físico, social y espiritual-emocional. Las distintas manifestaciones de nuestro Ser se dan solapadas, simultáneas. La capacidad "de carga" de cada una de éstas expresiones del Ser para resistir a las presiones del entorno, como víruces en el organismo, o equivocaciones propias, o la violencia institucional, encuentran un equilibrio entre la homeostasis y la transistasis, que es lo que consideramos la óptima salud. La salud, por ende, es una estado de equilibrio, pero un equilibrio sinusoidal, una onda con altibajos, como un cardiograma, en vez de una constante linear. Lo constante y linear viene a ser lo que consideramos "la perfección", (que representa los picos altos en la onda sinusoidal) y la "imperfección" son los picos bajos de la onda. Pero la perfección e imperfección son abstracciones, no existen.

En la enfermedad, crónica o aguda hay un proceso interrumpido, una onda que se convirtió en una línea, un estancamiento, potencialmente fatal. No es imperfección sino una crisis que afecta a todo nuestro Ser P.F.S.E.

En cambio, en un estado de normalidad, es decir en un estado biológico en el que hay movimiento y dos fases bien definidas, es decir, cuando hay un "estado de salud" no está presente la enfermedad y el Ser se manifiesta en sus distintos aspectos duales:

1. hambre-saciedad, vigilia-sueño, respiración-oxidación, tomar sol- sombra, estimulación sensorial-meditación, desgaste tisular y energético o cansancio físico por ejercicio-recuperación y relajación, higiene-mugre (físico);

2. autopercepción-heteropercepción, autoestima-heteroestima, autonomía-heteronomía, aprendizaje-reaprendizaje, moral y ética (relacionado al ánima-ánimus individual y la madurez-desarrollo mental);

3. necesidad de compañía-soledad, fama, importancia, estima y consideración social-odio, presión y rechazo social (relacional- interacción social);

4. miedo-amor, irritación-agrado, placer-estrés, violencia-paz (plano emocional-espiritual).

Todos los aspectos son cambiantes, van fluctuando a los largo de los días y del año y también se ven influenciadas por el ambiente con sus estaciones y cambios en la economía. Siempre estamos aprendiendo y desaprendiendo, comiendo más o menos variado y cantidad, dialogando más o socializando menos que otras épocas, y odiando y amando a distintas personas, por nombrar algunas actividades o manifestaciones de nuestro Ser vivo. Siempre necesitamos seguir haciendo todo eso que nos hace estar "en onda", creciendo, adaptándonos al nuevo paradigma, nuevo alimento, a la nueva persona, al nuevo deporte, actividad o juego, nueva costumbre y nuevo conocimiento y reaccionando a lo que vivimos emocionalmente, etc. Siempre, también, estamos pasando de la autonomía a la heteronomía y viceversa; de la heteroestima a la autoestima, y viceversa. Entonces, si bien las actividades de desgaste físico, como las deportivas o exploratorias son algo que necesitamos hacer para mantenernos saludables (físicas), deben ser comprendidas en armonía y en conjunto a las demás, relacionales, mentales y emocionales.

Entonces, para describir si la actividad es realmente buena o mala necesitamos empezar por el aspecto más sutil: la variable de tipo espiritual o emocional, es quizá la más elevada porque nos puede permitir sopesar cada presión, resistir cada embate, asimilar la nueva información, y orientar cada acción de tipo físico, mental y social que llevamos adelante en cada momento.

Dicen que caminar "es" una actividad buena, pero no hay intrínsecamente actividades buenas o malas.

Puedo estar "con la panza llena, haber leído arduamente, meditando y dialogado muchísimo", durante muchos años, pero si voy a caminar y me acabo de pelear con mí pareja o amigo o familiar, si me quedé en la calle por embargo y camino por la calle con la esperanza abatida de algún posible progreso a futuro y reconocimiento social y cuando el cuidado y empatía social no se producen y surge la marginación social y vulnerabilidad extrema; si estoy caminando por el desierto preocupado por la sed presente o futura y muerte inminente; si estoy caminando sin barbijo por una ciudad con el aire contaminado con excesiva cantidad de sustancias nocivas en el aire; si en el trabajo tengo que caminar excesivamente y apurado tratando de cumplir con unos tiempos muy exigentes a mí capacidad humana, y ese trabajo agota la energía que necesito para hacer otras actividades para mí desarrollo personal; si estoy volviendo preocupado a mí hogar sabiendo que me echaron del trabajo o que no lo conseguí, voy a estar caminando con un nudo en el estómago que, si se prolonga en los días y semanas, si sigo experimentando esa sensación tensa y estresante cada día mí vida se va a ir por el desagüe, a colapsar en un tiempo considerablemente corto: caminar en éste caso sería una actividad malsana, para nada buena: y eso se debe al entorno.

El entorno es preponderante, y es interesante pensar si el entorno es un tirano que pretende lastimarnos o al contrario algo divino que pretende ayudarnos. Seguramente el entorno nos desafía; desafía aquello que nos hace crecer espiritualmente, y como es la vida misma, pretende que nos hagamos/forjemos a nuestra propia imagen y semejanza, nuestra autonomía y valía y superemos la heteronomía, nos alimentemos mejor, hablemos mejor, leamos y reflexionemos más y progresemos.

Quiero agregar otro tipo de actividad: correr.
Muy de moda está ésta actividad, por lo general realizado en grupo, socialmente. Yo lo he hecho, pero casi siempre en soledad, por mí cuenta. Y dejé de hacerlo. Encuentro más placentero hacer ejercicio mientras bailo, o hago algún deporte divertido y competitivo.

Veo que muchas personas corren y sus rostros muestran estados de tensión, como si estuvieran haciéndolo por presión u obligación o si las medallas los/las llevaran a la felicidad. La felicidad se transita. Fácil. Ya podes estar&ser feliz.

Y creo que es bastante común que sea así. Porque es muy común la creencia de que "hacer ejercicio" es intrínsecamente bueno. Pero si lo hacen "para estar físicamente bien o mejor", "para adelgazar" es un error. Considero que la actividad es algo que se debe dar naturalmente, es decir por placer, en tanto se dispone del tiempo y la energía para hacerlo. El cuerpo humano está en continuo movimiento, aunque no podamos verlo: la sangre, el palpitar del corazón, la contracción y expansión de los pulmones y demás movimientos que constituyen esa pulsación, física, química y electromagnética. "Tener ganas" de salir a disfrutar y utilizar esa energía interior de forma creativa es algo completamente natural y espontáneo ¿acaso necesitamos un "reloj u orden" exterior para saber que necesitamos y queremos hacerlo?

De la misma manera ¿necesitamos alguna orden o iniciativa externa para tener la suficiente curiosidad y duda, que podemos evacuar con una lectura e investigación, para comenzar o salir a buscar la información? La investigación es también natural en nosotr@s human@s. Nacemos siendo curios@s.. El problema es educar en la idea contraria, que lo necesario y óptimo sea buscar fé, conocimiento y bienestar en el exterior, sea personas o instituciones, y por ende que nos enseñen a depender, emocionalmente, es decir, en nuestra motivación interior por habituarnos a proyectarla con premios y castigos hacia otra persona.

Salir a caminar puede ser una actividad por placer o por mandato social. Puede ser por, se desprende, dos emociones elementales: miedo o amor. Hacerlo por miedo, es por darle importancia a la finalidad en vez de por la actividad misma: si lo hacen para "alcanzar una figura determinada o imaginada", un rendimiento tal o cual, una eficiencia y desempeño estimado, para mí significa que es por miedo porque consiste en un rechazo a la figura o cualidad actual. Creo que la mejor medicina que podemos darnos a nosotros mism@s, es el amor, aceptando lo que es, somos. Cuando corremos por amor es la actividad más liberadora. Yo amo correr por la orilla del mar, sobre las olas...casi jugando con el mar. Creo en la pasión del momento, no en la finalidad esforzada por un futuro prometedor. No importa realmente la figura ni la enfermedad, porque éstas son el mensaje a nuestra consciencia: "disfruta del momento". La finalidad es una ilusión, realidad es la caminata misma, o lo que fuere.

Si salen y se esfuerzan tanto tiene que ser porque les aporta un consuelo y compañia momentánea; pero la dependencia vital de tener que hacer algo por la presencia ajena no se compara con la alegría interior de sentirse vivo, realmente viv@, capaz de incluso hacer esa actividad a solas.