¡Hola Steemians! el día de hoy quiero hablarles de una serie británica llamada Black Mirror, relacionando el comportamiento humano en pleno siglo XXI con la influencia de las tecnologías y las redes sociales y haciendo énfasis en si existe o no una plena libertad en el ser humano. Analizare cual es el motivo por el que alguien realiza una acción; en muchas ciencias es fundamental saber el por qué, en criminalística podría llamarse el “móvil”, sin embargo, dicho móvil tiene una limitación frente al motivo y es la circunstancia. Así que por cuestiones de argumentación y practicidad nos enfocaremos en el motivo de las personas al actuar de una u otra forma.
Para aquellas personas que no hayan visto la serie, el capitulo 1 de la 1ra temporada se llama “El Himno Nacional”, y la trama gira en torno a un hombre que secuestra a la princesa Sussanah de Inglaterra (mostrada en un video en el cual la princesa pide auxilio), y para liberarla pide al Primer Ministro de dicho país a que tenga sexo con un cerdo en cadena nacional. En primera instancia se cree que se trata de una broma, hasta luego saber que es real y se hace viral en cuestión de minutos en cada una de las redes sociales, haciendo imposible ocultar dicho escandalo; la sociedad no juzga al Primer Ministro sino al captor, pero cuando las amenazas a la princesa se tornan más serias toda la crítica gira en torno a él, argumentando que “la moral se recupera pero la vida o el daño que le hagan a la princesa no” o casos aún más graves como “podremos tener otro primer ministro pero no otra princesa”. Aquí vemos involucrados dos principios: el principio de la información, actuamos u opinamos según lo que sabemos; y el principio de la sociedad, la cual actúa como limitante, pero también como principio rector de las acciones morales.
Observamos como las redes sociales nos mueven, les damos el poder de manejarnos, de que nos importe que piensan los demás de nosotros, nos creemos dueño de la verdad al emitir juicios de valor sin poner en una balanza aquello que juzgamos, somos lo que llamaríamos en este siglo “los guerreros del teclado”. Un tema que se toca a profundidad en la serie es la criminalización de la víctima, así como es juzgada una mujer de falda corta al ser violada, como se nos juzga en un robo a nosotros por mostrar nuestras posesiones, en esta misma diatriba se encuentra el primer ministro, las personas comienzas a juzgarlo en las redes sociales porque es él que pone su moral sobre la vida de una mujer, es él quien tiene la capacidad de no dejar que maten a la princesa, y en este punto me permito hacer referencia a un libro de Fernando Sabater llamado “Las preguntas de la vida”, que nos hace pensar ¿a quién echarle la culpa?, y la verdad es que la culpa y la responsabilidad siempre se la atribuimos al otro, el cual en la mayoría de los casos, suele no ser el verdadero autor. Libre de verdad, es el ave que sabe qué hacer con su libertad, el resto son sólo pájaros sin jaula.
Queremos creer que actuamos libremente, pero no hay nada más lejano a la realidad; incluso cuando somos concebidos ya están tomando decisiones por nosotros, nos ponen un nombre -el cual no elegimos- y en el cual nuestras madres también son víctimas del control y la regla al tener que nombrarnos, ya que todo debe ser identificado para establecer el principio de la propiedad, de alguna forma nacemos siendo cosas, con una cinta en nuestro pie con el apellido de nuestros padres que indica que tenemos un dueño. Es así como se evidencia que el primer principio ético involucrado es el de la no-libertad.
Todo parecía indicar que el artista/secuestrador/terrorista quería probar si el Primer Ministro era capaz de realizar un acto tan grotesco para salvar una vida, pero no, la prueba que quería realizar era para la sociedad dispuesta a verlo. El PM prácticamente no tenía muchas opciones, y terminó obligado a realizar las peticiones del secuestrador, pero quienes tenían completa libertad de ver o apagar el televisor fueron cada uno de los 1300 millones de personas, son ellos quienes vieron voluntariamente todo por más de una hora. Este evento marcó la falla de esa sociedad y no de su líder.
http://www.aeromental.com/2012/01/05/analisis-y-critica-a-la-serie-black-mirror-s01e01-the-national-anthem/
En la historia se baraja el sentido del terror y del terrorismo, pero nunca presumieron que el ataque podía venir de un artista; y esto tiene una gran connotación, ya que el poder no está preparado para las redes sociales y se ve como el arte desordena al poder, haciéndole que voltee la mirada y responda a sus peticiones. A su vez, el video del secuestrador es enviado desde una universidad abandonada, evidenciando aquí como el poder le teme a la educación, ya que quizá en el conocimiento y la búsqueda del conocimiento (que es la esencia de la universidad) hay un atisbo de la libertad o de la búsqueda de ella.
Y entonces está la pregunta más importante de todo esto, y es: ¿Dónde somos libres?, y no hago referencia a decir un comentario, si no al ser en esencia libres, sin ser juzgados por ningún acto, vestimenta u opinión… Y la respuesta quizá sea “en nuestras casas”, pero mas allá que en nuestro hogar, en nuestra habitación y al encontrarnos solos (ya que es algo propio, algo nuestro). Es irónico como para ser verdaderamente libres debemos aislarnos, ¿cómo se puede ser libre encerrado o aislado? Somos capaces de realizar actos libres, pero eso no implica que vivamos esta libertad en nuestro día a día. El ser humano es libre para decidir, tenemos esa capacidad, pero no podemos hacer lo que queramos, nuestra libertad no viene acompañada de la facultad de conseguir todo lo que deseamos que se cumpla. Sería un error pensar eso pues confundimos libertad con omnipotencia. En el mundo estamos para ser como debemos, no como queremos. Que seamos libres significa que tienes la posibilidad de escoger entre varias opciones, que puedes decidir qué hacer entre el abanico de actividades propias de los humanos.
http://www.filosoque.com/somos-realmente-libres/
La libertad es algo que se busca y por lo que se lucha, en este sentido hay pues, una libertad “dentro de lo que cabe”, y los límites de la libertad son grandes: nadie nos ha pedido permiso para nacer, ni para morir, ni para haber nacido en un lugar en particular. Sin embargo, no es menos cierto que podemos intentar aprovechar esos límites para dominarlos y acrecentarlos. Y les pregunto a ustedes ¿Qué hacen para ser libres? ¿esa libertad los hace felices?, la felicidad y la libertad también se enseñan, uno mismo es el primer maestro, uno mismo es el primer alumno; es poder elegir la jaula con la llave en mano, pero también es la posibilidad de cambiar cuantas veces lo necesitemos, eso a lo que algunos tildaran de inconstancia yo lo llamo evolución y libertad.
Isamar Castillo R.