Si hablamos de condiciones previas a la escritura, del lugar desde donde se escribe, hay que reconocer que existen lugares adecuados y lugares inadecuados. ¿Y cuáles son los lugares adecuados? Pues la verdad que hay muchos y que dependen del escritor, así que cada cual tiene que buscar el suyo propio.
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Podríamos pensar en una mesa ordenada, con algunos libros de consulta a mano (como diccionarios o libros de estilo), un cuaderno, un lápiz o un bolígrafo, una computadora o una laptop para mayor comodidad, que no haya mucho frío ni mucho calor, buena iluminación, sin gente que distraiga y, por supuesto, ruidos fastidiosos. Si lo pensamos, es lo mismo que podríamos recomendarle a un estudiante que quisiera mejorar sus hábitos de estudio.
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Sin embargo, hay veces en las que ni siquiera en nuestra propia casa podemos encontrar un lugar tranquilo para escribir. Algo que suele pasarme mucho es que, al vivir en un casa pequeña en la que siempre hay más de dos personas en todo momento, resulta muy difícil concentrarse en escribir. Hay veces en que están hablando contándose cosas, otras que tienen la televisión encendida todo el día o tienen música en la radio todo el día. No tengo habitación propia, así que no tengo un rincón para mí y mi imaginación. Uso la computadora que hay en el cuarto de mis padres, pero igual me molestan cada vez que me pongo a escribir: «¿Qué haces? ¿Por qué no dejas de escribir bobadas y de perder el tiempo? ¡Préstame la PC para entrar al Facebook!» Al saber que nunca iba a conseguir que respetaran mi necesidad de escribir, busqué el único lugar donde podía estar a salvo: el baño.
¡Sí! Fingía que iba al baño, pero me llevaba un cuaderno y un lápiz para ponerme a escribir. ¡Aunque a veces eso de durar mucho tiempo en el baño sin que sonara la ducha pudiera malinterpretarse! ¡Jaja!
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La realidad tras todo esto, es que el lugar desde donde se escribe, una vez que estamos en el proceso de escribir, solo está presente en las primeras líneas. Es así debido a que, una vez que estamos en el mundo de la escritura, dejamos de estar ante esa mesa, o en ese mueble de la sala, o en el baño, y nos trasladamos al mundo en el que sucede la historia que estamos contando. Ese momento mágico en el que las paredes que nos rodean desaparecen y nos vemos embarcados en una nave espacial recorriendo el espacio profundo, en lo profundo de una cueva descubriendo tesoros ancestrales o montados sobre criaturas mitológicas surcando los cielos. Ese momento en que el escritor se sumerge, cree y vive su historia. ¡Y para ello necesitamos un lugar idóneo!
¡A escribir!
Lo primero que debes hacer es organizarte. Debes redistribuir tu tiempo y tu espacio. Lo mejor es hacerte un plan para empezar a escribir cada día en un lugar y una hora determinados. Guarda un espacio privado, como un cajón de escaparate o de escritorio, o una caja, donde puedas tener tus materiales preferidos de escritura: lápiz, bolígrafos, hojas, apuntes, libros, etc.
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1. Elige el lugar
Busca un lugar donde puedas escribir sin demasiadas interrupciones. Debes tener tus utensilios a la mano y buena iluminación.
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2. Planifica
Planifica tu tiempo y reserva al menos una hora para la escritura. Debes estar libre de responsabilidades y ocupaciones, por lo que tienes que encontrar la hora que mejor se adapte a tu ritmo de escritura. No te pongas un límite de cuántas palabras u folios debes escribir en esa hora.
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3. Ensériate
Entra en la escritura con el mismo espíritu con el que un niño se toma en serio sus juegos. Diviértete, no veas la escritura como un trabajo o te cansarás. Además, escribir forzado se nota en la lectura. Sumérgete en tu escritura hasta que solo existas tú y tu cuaderno.
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4. No te desanimes
Si tu rutina cambia, si se presenta algún contratiempo, si alguna otra cosa absorbe tu tiempo y te ves en la obligación de cambiar tus planes, no te desanimes. Encuentra el tiempo y el lugar más apropiados para ti según te convenga y no te ataree. Prueba a escribir en distintos lugares y a distintas horas.
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5. Sé práctico
No hay lugares, tiempos o materiales que sean mejores que otros. Valen los que para ti sirvan y te sientan más cómodos. No necesitas gastar comprando sillas, o si no tienes PC propia no salgas corriendo a comprar una o te desanimes porque tu presupuesto no te o permite. Escribe así sea en servilletas, ¡pero no dejes que tu imaginación se pierda!
Hay quienes prefieren lápices a bolígrafos, hay quienes prefieren escribir en cuadernos y otros solo hacer apuntes y luego pasar todo a la PC. Tienes el derecho a elegir lo que más te parezca, o incluso a variar.
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