Una carta ¿para quien?

Hoy camino bajo un inmenso cielo, manchado con nubes de algodón, veo destellos de luces correrse a su alrededor, pasos lentos que se los lleva el viento. Hoy no pienso, solo siento, hoy es día de pedirme perdón.

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Me has lastimado tanto, eso dice mi reflejo desde el espejo. No mereces mi compasión, por ti el tiempo paso lento, no supiste conmigo obtener tu posición.

Trazando la línea de Cleopatra con tu delineador. Crees que ser perfecta será suficiente para obtener tu propio amor, lo siento, perdón, te has equivocado, no puedes a un espejo pedirle compasión.

Tomas un poco de rubor, te han enseñado que tu piel pálida es solo un color simplón. Les has creído, eso es prueba de tu error. Para moldear tus pestañas buscas otro instrumento, eso es parte de todo el protocolo que tu tierra te enseño. Has aprendido a repetir que así lucirás mejor.

Está bien que te maquilles, dice el espejo con compasión, aunque a ti no te hace falta color, eres tu propio círculo cromático, tú brillas como sol, mientras en el reflejo notas su regocijo.

Yo entiendo lo que quieres, somos humanos, seres sociales en busca de aceptación. No te preocupes, todos podemos cometer ese error, a veces solo es falta de nuestra propia percepción. No te hace falta nada, espero puedas aprender esa lección. No escuches a algunos, existen aquellos que suelen hablar demás por equivocación.